La reciente elección de una mujer como presidenta en México ha reavivado las esperanzas de muchas guatemaltecas de ver a una mujer ocupando la silla presidencial en nuestro país. Sin embargo, este anhelo parece aún lejano ante la persistente resistencia a implementar mecanismos que garanticen una verdadera equidad en la participación política de las mujeres.
Claudia Lepe-Opinión/laprensadeoccidente.com.gt
A pesar de los esfuerzos de organizaciones y defensoras de derechos humanos por impulsar reformas que establezcan la paridad y alternancia de género en las candidaturas, así como cuotas para pueblos indígenas, una vez más estas propuestas han sido rechazadas por la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso. Esta negativa refleja la reticencia de las estructuras de poder a ceder espacios y reconocer el derecho de las mujeres y los pueblos originarios a ser parte activa en la toma de decisiones que afectan al país.
La realidad es que en Guatemala las mujeres enfrentamos obstáculos para participar en política. La falta de independencia económica, la violencia y el acoso político, la doble carga laboral y de cuidados, así como los estereotipos y prejuicios de género son solo algunas de las barreras que debemos sortear. Mientras a los hombres les basta recorrer un kilómetro en su carrera política, nosotras debemos caminar cuatro veces más para llegar al mismo lugar.
“Debemos seguir alzando la voz y exigiendo los cambios para que la equidad política sea una realidad”
Es indignante que en pleno siglo XXI se nos niegue la igualdad de oportunidades en el ámbito político. La paridad y la alternancia no son un capricho, sino una necesidad imperiosa para construir una democracia verdaderamente representativa e inclusiva. Solo así podremos aspirar a que las niñas guatemaltecas sueñen con ser presidentas, diputadas o alcaldesas y vean esos sueños como algo alcanzable.
No basta con encargarnos de la secretaría de la mujer o movilizar el voto femenino para candidatos hombres. El camino es arduo, pero no podemos desmayar. Debemos seguir alzando la voz y exigiendo los cambios para que la equidad política sea una realidad.
Es fundamental sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la participación política de las mujeres para el desarrollo del país. Solo con una democracia paritaria e incluyente podremos construir un futuro de igualdad y justicia para todas y todos los guatemaltecos. mujeres y hombres tengamos las mismas oportunidades de participar y liderar.
Como siempre he dicho e insistiré porque lo creo y lo vivo: «LAS MUJERES SOMOS MÁS Y NECESITAMOS EQUIDAD». La lucha por la paridad, la alternancia y la inclusión política de las mujeres y los pueblos indígenas en Guatemala debe continuar hasta lograr una verdadera democracia representativa.
Wacha: “Soy escéptico, soy ateo, pero la música es mi religión y me conecta con lo divino…”.