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La politización de la justicia

La idea de Montesquieu sobre la distribución social del poder radicaba principalmente en dejarlo fluir por diversos canales evitando el riesgo de la concentración que trae el abuso y el autoritarismo. Así, unos debían crear las leyes bajo el principio del bien común, otros deberían aplicarla de manera pronta y ecuánime, para dejar en manos de otros la gestión de los asuntos públicos usando de manera proba el dinero aportado por los pobladores.

Opinión/Mynor Hernández Fernández

Los Constituyentes del 84 provenían de un conflicto armado interno de larga duración, aunque algunos hubiesen tenido buenas intenciones, las condiciones no alcanzaban para dejar el campo abierto a las ideas buscando consolidar la democracia. Hubo interesados en complicar las cosas pensando en que el caos es una buena herramienta para cuando se trata de preservar el estatus. Y vaya si les ha servido esa previsión porque cuando las cosas se pusieron feas en el 2015 pusieron sus barbas en remojo para evitar caer en la desgracia del general y sus secuaces. Así que dieron todos los pasos necesarios para convertir la aplicación de la justicia en un instrumento a su servicio lo cual ha sido fatal para el país.

El relevo en las cortes de justicia se inició con muchos contratiempos. Consultando si los actuales podían permanecer en sus cargos hasta cumplir sus cinco años. No. Si se podían extender en el plazo establecido porque era mucho el trabajo y poco el tiempo. No. Si se podían incluir en el listado final algunos que creían tener el derecho de ir allí pero no fueron considerados por los comisionados de las postuladoras. No.

“Hubo interesados en complicar las cosas pensando en que el caos es una buena herramienta para cuando se trata de preservar el estatus”

Las listas fueron enviadas al Congreso, los diputados “cabildearon” respecto a sus candidatos, es decir, son los políticos por excelencia quienes definieron a los magistrados que se ocuparán de recuperar o no, el sistema judicial, durante los próximos cinco años.

Esto no puede seguir siendo así. Si verdaderamente queremos construir un país democrático debemos revisar el procedimiento ideado por aquellos constitucionalistas que está obsoleto y falto de muchas cosas. Hay que pensar en jueces de carrera, comprometidos con el país y con mística de trabajo que apliquen la ley de una manera justa porque sólo desprendiendo su nombramiento del poder político estaremos confiados que todos seremos medidos con la misma vara. Esto es imperativo para evitar el mal de las elecciones generales en las que terminamos decantándonos por los menos malos.

Wacha: “Soy escéptico, soy ateo, pero la música es mi religión y me conecta con lo divino…”.

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