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Opinión: Rafael Curruchiche Cucul: del racismo internalizado al abuso del poder

Por Irma Alicia Velásquez Nimatuj / Revista de APG

Rafael Curruchiche Cucul tomó posesión como jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad -FECI- nombrado por la actual fiscal general, la misma fiscal que destituyó, el 23 de julio de 2021, e inició una imparable persecución penal, que aún no termina, contra de Juan Francisco Sandoval Alfaro, fiscal que estuvo al frente de la FECI de 2015 a 2021.

Sandoval Alfaro se caracterizó por hacer cumplir el mandato de la FECI trabajando de la mano, en casos para­digmáticos, con la Comisión Internacio­nal contra la Impunidad, CICIG. Den­tro de sus labores estaba, según docu­mentos del Ministerio Publico (MP), «conocer. investigar y perseguir penal­mente casos de alto impacto, como delitos vinculados a cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad, estructuras criminales o personas indi­viduales, funcionarios públicos o parti­culares que generen impunidad». En pocas palabras, Sandoval Alfaro asu­mió con la ley en la mano una lucha frontal en contra de la corrupción pú­blica y privada.

Sin embargo, desde que Curruchi­che Cucul tomó posesión, convirtió a la FECI en un arma de la fiscal general para encarcelar y perseguir a todo aquel sujeto político que representara un obs­táculo al sistema corrupto. Algunos de­jaron el país, mientras otros terminaron tras las rejas por perseguir a trabajado­res estatales corruptos, como es el caso de la fiscal Virginia Laparra. Además, ha sido negligente en casos de financia­miento electoral ilícito que han benefi­ciado a políticos corruptos que van des­de Jimmy Morales, presidente de la re­pública (2016-2020), pasando por el ac­tual presidente Alejandro Giammattei hasta la candidata presidencial, Sandra Torres.

Además. Curruchichi Cucul ha usado el poder que le asigna el cargo de la FECI para aliarse con el ultrade­rechista Ricardo Méndez Ruiz, presiden­te de la Fundación contra el Terrorismo y su equipo de abogados para cerrar casos de alto impacto, liberar a acusados que se han dedicado a manipulare su favor al sistema de justicia, a grupos que se han enriquecido con los presu­puestos del Estado, a reestructurar el mandato de la institución y, sobre todo, a dedicarse a perseguir a periodistas y defensores de derechos humanos, a po­líticos que desafían a los grupos tradi­cionales de poder y hasta funcionarios que gozan de inmunidad pero que no acceden a sus resoluciones. En pocas palabras la FECI de Sandoval fue ase­sinada para ver nacer a otra institución que persigue el pueblo honesto de Gua­temala y que ahora es el látigo detrás de la juventud rebelde y está empecina­do en cancelar al partido Movimiento Semilla por el único delito de haberle disputando la presidencia a Sandra To­rres, la candidata del pacto de corrup­tos.

 ¿Cómo entender el abuso de po­der y el actuar delincuencial de Curruchiche Cucul?

Hay múltiples aristas que deben to­marse en cuenta; en lo personal, trato de comprender el actuar de un abogado indígena que ha logrado hacer carrera dentro del MP de clara descendencia kaqchikel; nació en el Petén, uno de los departamentos más lejanos y olvidados por todos los gobiernos, que está com­puesto por regiones y municipios en donde miles de familias y colectivos de mayas pobres migraron desde el siglo pasado con el marco del proceso de co­lonización de ese departamento y que, en las últimas décadas, vive bajo el con­trol del crimen organizado.

Es posible argumentar que algunas respuestas al despreciable rol que Cu­rruchiche Cucul ha decidido tomar des­de que ingresó al MP y que se ha tornado exponencialmente más peligroso a partir de que pasó dirigir la FECI, debe al agudo racismo histórico que profesionales indígenas en el sistema de justicia han enfrentado a lo largo de toda su vida.

Su actuar evidencia cómo Curru­chiche Cucul he internalizado el racis­mo del sistema opresor odiándose él mismo, despreciando sus orígenes, su color y todo lo que le recuerda que para la ideología de esta nación él es inferior.

Y una forma de intentar borrar ese pa­sado cultural y racial —que es el cau­sante del permanente desprecio vivido- es convirtiéndose en un buen sirviente del sistema, en un trabajador «respon­sable» y en un engranaje clave del régi­men opresor de sus pueblos, de sus pa­dres y de sus ancestros, porque, al ser­virle a los opresores, se asume acepta­do por ellos, aunque sea una aceptación momentánea o temporal.

Curruchiche Cucul cree reírse del sistema porque se asume remunerado por los que siempre lo discriminaron y que ahora lo necesitan tan para hundir a unos y darles impuni­dad a otros; cree burlarse de esa es­tructura que nunca lo vio como humano y de la que siente haberse liberado de sus cadenas mentales y materiales que tuvo que cargar a lo largo de su vida.

Además, Curruchiche Cucul está usando el poder de la FECI para abusar porque sabe que ese mando será tem­poral; y eso, le hace temer que el pacto de corruptos lo deseche cuando ya no les sirva. Su posición servil, rastrera e indigna busca evitar a toda costa perder lo que he logrado porque volverá nue­vamente a ser sujeto de la profundidad brutal del racismo y del clasismo de Guatemala que deshumaniza a quienes ve como inferiores. Por eso, busca cum­plir las órdenes del pacto de corruptos y de la fiscal Porras con brillantez, espe­ranzado que su «responsabilidad» le evi­te volver a transitar por el pozo oscuro y cruel del desprecio y olvido de la élite guatemalteca.

Eso explicaría por qué Curruchi­che Cucul se ha empecinado en retor­cer le ley para destruir a quienes hoy buscan la creación de otro país; porque en su interior, por un breve momento, siente que puede aspirar a ser uno de sus opresores, sin darse cuenta que nun­ca dejará de ser «un indio útil» que pa­sará a ser convertido en un «un indio inútil». Y quedará asentado en la histo­ria de los pueblos subalternos como uno más de los impíos; quien pudiendo ha­ber usado el poder, que por un momento sostuvo, para contribuir de la liberación de sus hermanos y de su nación, decidió poner sus pocas habilidades para opri­mirlos como lo oprimieron a él y quien, tristemente terminará sus días en los tri­bunales. siendo un desconocido para quienes lo usaron para detener el naci­miento de uno de los momentos hermo­sos por el que transita Guatemala.

1 3 de agosto de 2021

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