La otra noche, mientras regresaba de la ciudad capital en un microbús, una melodía que no había escuchado en años llenó el aire: «No basta rezar». Esta canción, entonada por aquellos a quienes la sociedad despectivamente llama «chairos», pero a quienes yo considero compañeros, resonó en mi mente mientras reflexionaba sobre el «Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Las mujeres, en todos los espacios, somos las que sostenemos los esfuerzos, a pesar de ser relegadas y de que muchas veces no se reconozcan los liderazgos de nuestras hermanas. Eso es violencia. Pero entre nosotras debemos reconocer lo que realmente somos: heroínas. No cualquiera deja su hogar, su pueblo; solo aquellas que tienen claro el país que desean para sus conciudadanos, incluso cuando estos las discriminan.
La violencia contra las mujeres en Guatemala es una realidad que no podemos ignorar. Según la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, el 69% de las mujeres en Guatemala refieren violencia psicológica, el 55% violencia física y el 47% violencia económica. Estos números son alarmantes y reflejan una realidad que debemos cambiar.
La violencia política contra las mujeres es una de las principales barreras para el acceso y permanencia de las mujeres en espacios de liderazgo, representación y decisión política. Mujeres como Marcela Blanco, que alzó su voz y ahora está en la cárcel, son un claro ejemplo de esta violencia. ¿Qué mensaje estamos enviando a la juventud que quiere involucrarse en política en este país?
Por otro lado, es crucial reconocer los pasos que las mujeres dan. Los actos de envidia y egoísmo que pelean con la retórica de nuestro discurso de sororidad es esencial, porque también las mujeres nos violentamos entre nosotras mismas, al minimizarnos o invisibilizarnos.
Hago un llamado a todas y todos los guatemaltecos a unirse en la lucha contra la violencia de género.
La participación política de las mujeres en Guatemala enfrenta enormes desafíos. A pesar de esto, las mujeres guatemaltecas siguen luchando y participando activamente en movimientos sociales. Pero aún queda mucho por hacer.
Necesitamos que las más de cincuenta leyes, que benefician a las mujeres y que permanecen engavetadas en los archivos del Congreso de la República tengan vida legal. Este año, la Política de Promoción y Desarrollo de las Mujeres 2008-2023 pierde validez y debemos avanzar. No es la misma realidad la que vivimos en 2008, y poco o nada se logró de lo plasmado en este documento. Aun así, es necesario que se tenga una Política Pública que responda a las necesidades de nuestro sector.
En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hago un llamado a todas y todos los guatemaltecos a unirse en la lucha contra la violencia de género. Debemos trabajar juntos para crear un país donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación. Porque no basta rezar, debemos actuar. LAS MUJERES SOMOS MAS Y NECESITAMOS EQUIDAD.