En 1976 Guatemala atravesaba el conflicto armado interno, en las ciudades, los movimientos de trabajadores, estudiantes y organizaciones se unían en protestas contra el sistema encabezado por el general Kjell Eugenio Laugerud García, en ese ambiente social, el alcalde de Quetzaltenango tuvo que renunciar por el aumento al costo de la energía eléctrica.
Adrián Velásquez/laprensadeoccidente.com.gt /Fotos David Pinto y redes.
Eran tiempos recios, secuestros, asesinatos, represión contra universitarios, obreros y campesinos; en las montañas, se daban enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército, así era la situación política a nivel nacional.
En Quetzaltenango, el alcalde, en ese año, era Gerardo Muñoz Méndez, un empresario conocido por su fábrica de Helados Chacho, además, era propietario de una parte del Pasaje Enríquez, y una tienda de productos eléctricos sobre la 14 avenida de la zona 1.
Muñoz llegó a la alcaldía postulado por el Comité Cívico Independiente Quetzalteco en 1975, “don Gerardo vivía a una cuadra y media de mi casa. Me habló para que lo apoyara porque se iba a lanzar para alcalde. Yo no muy quería pero acepté, inclusive me pusieron hasta el final”, cuenta Jorge Valverde, quien relevó del cargo a Muñoz.
“A la hora de hacer el escrutinio entré como concejal tercero. Las sesiones en ese tiempo en la municipalidad eran una por semana, y duraban unas dos horas, en realidad no había mucho que hacer”, agrega.
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Según el historiador Francisco Cajas, el alcalde Muñoz tenía tres enemigos acérrimos en los medios de comunicación que lo criticaban diariamente y produjeron un desgaste en su imagen. Fue entonces cuando estudiantes de la Escuela Nacional de Ciencias Comerciales de Occidente -Encod- junto a estudiantes de la facultad de Derecho de la USAC salieron a las calles y derribaron la cabeza al monumento del escultor Galeotti Torres en protesta por el incremento, de un centavo al costo de la energía eléctrica y se lanzan al parque central a causar una revuelta con piedras, palos y lo que encontraban en su camino, exigían la renuncia de Gerardo Muñoz. Los Pájaros Azules, fuerza de choque de la PN se hizo presente y trató de disolver la protesta.
“Yo estaba trabajando fuera de Xela en una finca y regresé. Como mi trabajo era de mecánico, me ponía pantalón y camisa de lona. Cuando regresé a aquí, vino una camioneta viejita de la municipalidad. Quienes venían allí me dijeron, `tiene que irse a la municipalidad porque dice que es urgente que llegue, se van a reunir en el despacho´. Me voy a ir a cambiar porque no voy a llegar así, contesté. ‘No, véngase así como está porque es un ratito, porque quieren que estemos ahí´. Me fui con ellos en la camioneta”.
¿Y qué pasó en la sala de sesiones?
Me entraron de una vez directo al despacho de la alcaldía y ahí estaban todos concejales y Gerardo, el secretario y otros personajes. ¿De qué se trata? Pues don Gerardo renunció de la alcaldía y a usted le toca el puesto de alcalde. Ya está hecha el acta. Hay que firmar, y firmé, entonces dijo don Gerardo, le voy a entregar el bastón y yo iba en camisa. Entonces uno de los que concejales se quitó el saco y me lo puso.
¿Cuál fue su primera decisión?
Me entregaron la vara y luego todos desaparecieron, todos; me quedé solito con la vara. ¿Y ahora qué hago? Yo en realidad no estaba muy enterado (del conflicto) porque había estado esos días fuera de Xela. Bueno, pues ni modo. Salí y me fui a mi casa, y cuando llegué, mi mamá me preguntó ¿y para qué lo quería el alcalde? Es que ahora yo soy el alcalde, le contesté. `Híjole usted´, me dijo.
¿Qué pasaba por su mente?
Así fue como de golpe me convertí en el alcalde de Xela como en abril de 1976 y entregué el puesto en 1978. Es algo que uno se queda pensando qué hacer y cómo. Yo llegué a la municipalidad, no por un partido político, creo que fue la última vez que el alcalde era de un comité cívico, ya no me acuerdo del nombre del comité.
¿Quiénes integraban el Concejo Municipal?
Me acuerdo de algunos como Roderico Rodríguez, él era el gerente de Trajes Emporium; Justo Pérez, que era de un comité cívico; Rolando Pereira, que tenía una fábrica; Antonio Ríos López, y había un señor de apellido Chaclán.
¿Qué significaba ser alcalde de Xela en aquel entonces?
Habían problemas pequeños en la ciudad, eran a diario y de toda índole. Inclusive el alcalde tenía que hacer los casamientos. Tenía que firmar todas las cédulas de vecindad, era un rimero de cédulas. Todas las boletas de la inscripción militar también llevaban la firma de alcalde. Y a diario le pasaban un paquete de papeles que hay que leerlos, no es nada más de firmar y firmar porque entre todos los papeles a veces le ponen “algo” que uno lo firma, entonces hay que ir leyendo, inclusive mandé hacer dos sellos de hule grandes, uno decía autorizado y, otro no autorizado.
¿Cómo fue que llegó el conflicto para que Gerardo Muñoz abandonara el cargo?
Don Gerardo era muy recto. A causa del aumento de la luz, hubo, me imagino, personas que no están contentas o enemigos ocultos, comenzaron a correr la bola que él había autorizado el aumento y eso creó el problema. Él se despidió de todos los del Concejo con abrazos y se fue a despedir también de todos los jefes de oficinas y se fue caminando a su casa.
Después la gente como que recapacitó, pero él ya había renunciado. La verdadera razón de la renuncia fue el incremento de la energía eléctrica y creo que fue de cuatro centavos. Fue el INDE quien incrementó el precio a la municipalidad y se tuvo que trasladar al consumidor final, pues no puede absorber un aumento y eso fue lo que explotó.
¿Usted cómo ve que la actual administración de alcalde Fernando López a quien le molesta que se transmitan las sesiones del Concejo Municipal a sabiendas que son públicas?
Lo que veo, es que hay un conflicto con los nuevos concejales que son los que han estado proponiendo que se transmita, hay mal entendimiento. Es una aspereza que, lo que debería de hacerse es dialogar. El alcalde debe llamar de uno en uno y preguntar cómo quiere que se resuelva por el bien de Quetzaltenango.
¿Cree usted que pueda darse una revuelta como en aquel entonces para obligar a Juan Fernando López a salir?
No lo creo. Pueden haber manifestaciones y escritos o plantones pero Quetzaltenango siempre ha sido un pueblo pacífico. En 1976 fueron grupos chiquitos. Habían grupos que apoyaban a don Gerardo y otros grupos decían no. Yo creo que el actual alcalde para limpiar su imagen debería entrar en diálogo abierto. Inclusive Germán Schell fue el último que hizo un cabildo y para eso son los cabildos. Pero todo debe hacerse a través de diálogo y evitar que se llegué al vandalismo.
¿Cuánto ganaba por sesión de Concejo?
Cuatro quetzales (ríe al contestar). Había algunos concejales que ni siquiera cobraban la dieta. Íbamos a las sesiones por el pueblo y no para servirnos. Hoy es diferente, se van para servirse del pueblo. Cuando se tenían que hacer comisiones se cumplía, todos trabajaban, no pensaban como ahora, los concejales están ganando un dineral.