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Los mayas y la covid-19

Desde la llegada de los españoles, hasta la actualidad, los mayas han tenido que enfrentar al colonialismo, guerras, desastres naturales y enfermedades diversas que trajeron los invasores; sin embargo, han sobrevivido y continúan aquí, ahora, haciéndole frente al coronavirus, pandemia de inicios del siglo XXI.

José Racancoj/La Prensa de Occidente – Fotos Carlos Gramajo

Este artículo se hizo con el apoyo de Google News Initiative

¿Qué pasaría si se diera una mezcla entre la medicina maya o tradicional y la occidental para enfrentar la pandemia? ¿Se podría tener un mayor control del coronavirus o evitar que los hospitales se saturen? Antropólogos y estudiosos de la cosmovisión maya consideran que sí, de hecho, sería necesario, ya que los pueblos han demostrado por siglos, sobreponerse a enfermedades diversas, de las cuales no tenían conocimiento alguno.

Hablar del coronavirus desde la perspectiva de los pueblos ancestrales es importante, pues esta es una pandemia que no ve diferencias entre los humanos.

Sobrevivientes de 59 pandemias en tres siglos

La cultura maya ha sobrevivido hasta nuestros días, explican los expertos, a pesar de que la “historia oficial de Guatemala” ha tratado de anular todo su protagonismo. “No somos extraterrestres, no venimos de otro planeta, no aparecimos de la nada, somos descendientes de esa cultura”, explica el investigador de la cosmovisión maya y docente Audelino Sac, quien agrega que decir que los mayas desaparecieron es una cuestión ideológica.

A esta afirmación se suma el doctor en filosofía en el pensamiento cosmogónico del pueblo maya, abogado, docente y escritor Daniel Matul, quien comenta que la cultura maya no ha desaparecido a pesar de los problemas que ha afrontado, siendo uno de los principales la expansión europea del siglo XVI, cuando Cristóbal Colón y las fuerzas militares/religiosas de España invadieron América, y continuaron gestionando la invasión en los siglos posteriores.

Ambos estudiosos aseguran que los pueblos originarios han sobrevivido hasta hoy, a pesar de los graves problemas sanitarios que han afrontado y que se derivaron de la colonización.

Matul explica que la llegada de los españoles tuvo consecuencias catastróficas desde el aspecto sanitario para los habitantes de la región “porque cuando estos invasores entraron e hicieron contacto con nuestros antepasados, con nuestros territorios, introdujeron nuevos patógenos que aquí se desconocían, es decir, nuevas enfermedades, contra las cuales nuestros sistemas inmunológicos no estaban desarrollados”, comenta. El experto, quien señala que esta afirmación es respaldada por investigadores de la Universidad de Missouri, en EE. UU., hace referencia a la gripe, la viruela, el sarampión, tifus, tuberculosis, fiebre amarilla, entre otras afecciones.

“Cuando los invasores entraron e hicieron contacto con nuestros antepasados, con nuestros territorios, introdujeron nuevos patógenos que aquí se desconocían, nuevas enfermedades, contra las cuales nuestros sistemas inmunológicos no estaban desarrollados”.

Para Matul, en el Chilam Balam de Chumayel (escritos mayas), hay un capítulo que hace referencia a la salud de la que gozaban los mayas anteriormente: “Saludables vivían (refiriéndose a los pueblos), no había entonces enfermedad, no había dolor de huesos, no había fiebre para ellos, no había viruelas, no había ardor de pecho, no había ardor de vientre, no había consunción, rectamente erguido iba su cuerpo”.

“Los pueblos indígenas asocian la vida y la muerte como un todo, son inseparables. La gente no se asusta por la muerte, porque esta tiene que llegar. No se asusta de la vida, porque esta tiene que pasar”.

Rigoberto Quemé Chay, antropólogo, investigador y primer alcalde indígena de Quetzaltenango, refiere que los pueblos indígenas se han enfrentado a diversos problemas, como sequías, incluso hicieron colapsar ciudades, pero la gente no desapareció, sino que se adaptó, como ahora, ante la pandemia.

Explica, citando al historiador Jorge Luján Muñoz, que entre 1524 y 1821, es decir en tres siglos, en Guatemala ocurrieron 59 epidemias, como la del tifus, viruela, sarampión. “Es decir que cada cinco años había una epidemia. Aunque mucha gente murió, la cultura y la civilización sobrevive”, afirma.

“Hemos sobrevivido guerras, como la interna y la permanente del colonialismo; hemos sufrido desastres naturales, pero los pueblos ahí están, tienen capacidad de resistencia”, apunta el experto, quien asegura que los mayas de hoy no son iguales a los de 1821, y estos tampoco eran iguales a los de 1524, pero siguen vivos y resistiendo a tantos problemas, entre ellos, las enfermedades.

Enfermedades naturales y sobrenaturales

Aunque las pandemias han desolado a los pueblos originarios, estos han luchado contra ellas y han sobrevivido. Por ello, entender cómo funciona el sistema de salud de los mayas es fundamental.

“No somos extraterrestres, no venimos de otro planeta, no aparecimos de la nada, somos descendientes de esa cultura”.

Audelino Sac explica que dicho sistema de salud tiene una etiología, es decir, una forma de clasificar las enfermedades, y en términos actuales, sería de esta manera: enfermedades naturales y sobrenaturales.

Las primeras son simples patologías y las segundas consisten en la pérdida o alteración del equilibrio emocional, y se convierten en patologías, aunque no estén muy claras, “son enfermedades psicosomáticas, a eso llamaríamos enfermedades sobrenaturales”.

Sac señala que el sistema de salud maya es preventivo y curativo. El primero se auxilia de diversos elementos. Un ejemplo, es lo que ocurre en los velorios, cuando a los familiares del fallecido se les comparten “agüitas” que suelen ser de algún elemento, como hoja de naranja, y cuyo fin es generar una reacción bioquímica en el cuerpo para evitar enfermedades. Algunas son vasodilatadoras y otras relajantes.

Luego está el sistema curativo, que tiene cuatro alternativas: la fitoterapéutica, que hace uso de plantas para curar enfermedades; la zooterapeútica, que cura enfermedades con elementos de los animales; las mineraloterapias, que son elementos como la cal, la sal, el barro; y los baños y masajes, “con eso le hicieron frente nuestros ancestros, y afortunadamente, con eso le seguimos haciendo frente ahora, incluso al coronavirus”.

Para Sac, entre las alternativas del sistema de salud maya hay algunos elementos que permiten enfrentar mejor esta pandemia, y elevar nuestro sistema inmunológico “partiendo primero de un canto y una celebración a la vida, porque el miedo nos enferma”.

Armonía espiritual

Desde una perspectiva maya, al momento de tratar de manejar el coronavirus y en la búsqueda de la sanación, se debe atender a la persona, pero también se debe pedir permiso a la madre tierra, comenta Daniel Matul. “El ser humano no solo es físico, sino que también está vinculado a un contexto donde reside, por eso es importante la armonización espiritual”, refiere el especialista, quien agrega que también es necesario la gestión del territorio, es decir, tener control de las personas que entran y salen de cada comunidad.

Acerca del tratamiento que deben recibir las personas con covid-19, Matul comenta que cuando se es asintomático, es recomendable el consumo de té de verbena y la hierbabuena. Cuando se tienen síntomas leves, las vaporizaciones de eucalipto y la hoja de naranja son buenas alternativas, así como la limonada, principalmente mezclada con jengibre y endulzada con agua de panela, pues refuerzan el sistema inmunológico.

A esto se sumaría el ajo, la cebolla, el eucalipto, el orégano, el romero y el chichicaste, que podrían ser de gran ayuda. “Para las dificultades respiratorias o dolor de garganta, cuando ya estamos en una fase avanzada, son buenas las gárgaras de bicarbonato con limón o limón con ajo molido con agua, manzanilla, eucalipto, eso alivia todas las descompensaciones que uno tiene en la garganta y lo puede hacer unas tres veces al día. También el jarabe de berro que es fundamental en nuestras vidas, pues sirve para limpiar la sangre y desinflamar los pulmones. Y más si lo unimos con el jengibre y la manzanilla, es verdaderamente extraordinario”, apunta Matul.

Sobre las bondades y los beneficios que ofrecen estos elementos, hay estudios que los respaldan, comenta Quemé Chay. “Por ejemplo, la Universidad de San Carlos, desde hace 40 años tiene una unidad dedicada a eso. Y han escrito muchos libros alrededor de todo ese conocimiento ancestral, de ese tipo de tratamientos para ciertas enfermedades”, refiere.

Quemé hace énfasis en que los pueblos indígenas han recurrido a sus conocimientos para sobrevivir, y cita como ejemplo la epidemia de la viruela en el siglo XVI, que tardó casi 40 años y mató a mucha gente. “Había cinco hospitales alrededor de Santiago de Los Caballeros, y ni uno en las comunidades indígenas, es lo mismo ahora con la frase de ‘Sálvese quien pueda’. Los pueblos indígenas, dicen los estudios, tuvieron que acudir a todos sus conocimientos para tratar de sobrevivir a una enfermedad para la cual no estaban preparados, no tenían las capacidades inmunológicas para algo que venía de fuera, un virus que venía colonizando también a la gente”.

El poder de las oraciones

Para enfrentar la pandemia, es necesario combinar las medidas sugeridas por las autoridades, como cuidarse y usar la mascarilla, no exponerse y guardar el distanciamiento, con el uso de las alternativas de la tradición curativa que pueblos indígenas señalan, comenta Sac.

“Yo oí a un ingeniero decir que vaporizar o quemar hojas de eucalipto o de romero en las casas ayuda a desinfectar el ambiente. Esto es algo que no puedo sustentarlo con estudios, pero seguramente las alternativas que tenían nuestros abuelos para desinfectar el ambiente es el humo y el efecto de vibraciones electromagnéticas, que las oraciones, sin importar su religión, irradian en el entorno donde se vive”, destaca Sac.

Asimismo, agrega que algo que se debe retomar es “bendecir a nuestra familia. Eso no pelea con ninguna religión. Por ejemplo, las abuelas nos ponían candelas antes como en un círculo energético. Esto ayuda en el ámbito espiritual”.

Para Matul es necesaria una alianza entre la medicina maya y la occidental para enfrentar la pandemia. “Con esto se podrían descongestionar hospitales y ver de otra manera la enfermedad”.

Por su parte, Quemé Chay refiere que es importante no temerle a la muerte. Y este ha sido un factor que le ha permitido a los mayas subsistir. “Los pueblos indígenas asocian la vida y la muerte como un todo, son inseparables. La gente no se asusta por la muerte, porque esta tiene que llegar. No se asusta de la vida, porque esta tiene que pasar. Entonces esa actitud hace que estas pandemias importadas desde la colonialidad no hagan tanta mella en nuestros pueblos, porque nuestra gente sabe que es un proceso natural, la salud y la enfermedad como un todo”, concluye.

Los pueblos originarios han sobrevivido, hasta hoy, a pesar de los graves problemas sanitarios que han afrontado y que se derivaron de la colonización.

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