A la medianoche del domingo 9 de marzo finalizó la tradicional Feria Cantonal del primer Viernes de Cuaresma que se realiza desde hace 141 años en el barrio El Calvario, después de nueve días de actividad.
Redacción/laprensadeoccidente.com.gt
Este evento ha dejado un impacto positivo económico local, dado que fomenta el comercio, el turismo y el empleo temporal, analizó Werner López, economista y catedrático de una universidad privada.
Hasta hoy no existe un dato real del flujo económico que se genera durante la feria, pero no se duda que son millones de quetzales entre lo que se invierte por parte de los comerciantes y lo que gastan los visitantes en adquisición de productos o servicios, señaló López.
Lo que sucede, según el economista, es que las administraciones municipales y el sector turístico no le han dado la importancia a este evento, pese a que es muy añejo y que la historia señala que nació precisamente para apoyar a los comerciantes.
“Esta feria es visitada por personas de departamentos de la región y otros que vienen de la ciudad capital. Eso es turismo local, regional y nacional, pero se continúa sin darle el trato adecuado al tema”, dijo López.
El reporte oficial
El impacto económico local positivo lo confirma la Dirección de Abastos y Mercados de la municipalidad de Quetzaltenango. Diego Álvarez, director, informó que los 650 comerciantes que participaron sumaron Q300 mil de ingreso a las arcas municipales por concepto de piso y plaza.
Los comerciantes también tuvieron que pagar a la comuna quetzalteca agua y luz de feria, monto que no fue posible establecer.
Es tradición que participen comerciantes de la región del Occidente, sur y norte del país, y algunos del sur de México.
El reporte de comerciantes locales
Por su parte, Gabriel Alvarado, vecino del barrio Nuevo León, hasta donde se ha extendido la feria en las dos últimas décadas, compartió que tuvo un ingreso de Q3 mil en una semana por alquiler de parqueo.
Los comercios de barrio también reportaron incremento en sus ventas. “El viernes que fue el día principal, nos quedamos sin ninguna gaseosa”, compartió un tendero del barrio Nuevo León.
Vecinos inconformes
En las dos últimas dos décadas, los vecinos del barrio El Calvario han manifestado inconformidad a medida que ha crecido el comercio, quejándose de los daños que provocan a la infraestructura y al medio ambiente.
Dalila Castro, coordinadora del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode), reconoce el impacto positivo económico, pero señala la deficiencia municipal para administrar la feria.
Castró reprochó que visitantes y comerciantes dañaran el ornato del barrio. “Nos descompusieron cámaras de seguridad, nos quebraron un árbol, derramaron grasa comestible en el asfalto, también dejaron tirados clavos que utilizaron para sus champas, utilizaron las calles como inodoros”, aseguró.
Ademas, los ingreso que obtiene la Municipalidad por concepto de cobro de piso y plaza no retorna al barrio en algún proyecto de beneficio específico. “El dinero lo utilizan para los sueldos de ellos (funcionarios y empleados”, puntualizó.
Según Castro, la lista de problemas citados podrían disminuir si la administración municipal, de estos últimos seis años, trabajara, en conjunto con el Cocode.
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