La noche del miércoles 12 de marzo, el destino les jugó una pasada cruel a Norma Aracely Ulín López, de 32 años, y su prometido William Roberto López Guzmán, de 21, salieron de sus labores cuando encontraron la muerte.

Redacción/laprensadeoccidente.com.gt
La pareja circulaba en motocicleta por el periférico, zona 8, a la altura de la salida de la diagonal 3, Quetzaltenango, cuando un picop los atropelló.
Norma, madre soltera de cuatro pequeños, regresaba a su hogar en La Esperanza luego de una jornada laboral, William pasó por ella: como su prometido, compartía el mismo sueño de formar una familia y, recientemente, habían comenzado a planear su boda.
La tragedia que les arrebataría la vida no solo deja una herida profunda en sus seres queridos, sino que marca un antes y un después para sus cuatro hijos, quienes ahora enfrentarán el futuro sin el abrazo cálido de su madre y el apoyo incondicional de quien se convertiría en su futuro padrastro.
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Ambos eran miembros activos de la Iglesia Lluvias de Bendición de La Esperanza. Según el pastor Benjamín Juárez, quien conocía a la pareja, eran jóvenes ejemplares que siempre se mostraban dispuestos a apoyar en todas las actividades de la iglesia. «La hermana ya llevaba un año en la congregación y William había llegado hacía solo 20 días. Estaban muy ilusionados con su futuro juntos, y hace poco estábamos hablando sobre la fecha de su boda», comentó el pastor con nostalgia. «Eran buenos muchachos, siempre dispuestos a servir. Esta tragedia nos deja un vacío muy grande en la comunidad».
La fatalidad de este accidente, dejó a cuatro niños huérfanos y a una comunidad desolada, es aún más desgarradora cuando se conoce que el conductor del picop involucrado, Bryan Isaac Juantá Vargas, de 22 años, se encontraba bajo los efectos del alcohol en el momento del accidente.
Este trágico evento subraya la necesidad urgente de reflexionar sobre las consecuencias del alcohol al volante.
El comportamiento irresponsable de quienes conducen en estado de ebriedad no solo destruye vidas, sino que también deja cicatrices imborrables en las familias y comunidades.
Los restos de los jóvenes serán inhumados esta tarde de viernes 15 de marzo en el cementerio general del municipio de La Esperanza, donde la comunidad rendirá su último adiós a una pareja que tenía tanto por vivir, pero que ahora solo deja recuerdos de amor y esperanza en quienes los conocieron.
Este doloroso episodio invita a todos los conductores a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva estar al volante. El consumo de alcohol y otras sustancias no solo pone en peligro la vida de quien maneja, sino que también puede destruir el futuro de aquellos que están en el camino.

Que la memoria de Norma y William inspire una mayor conciencia en todos, para que tragedias como esta no se repitan.
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