Inicio500 AÑOSQuetzaltenango: “Parece que vivimos en el siglo 17, no avanzamos…”

Quetzaltenango: “Parece que vivimos en el siglo 17, no avanzamos…”

En Quetzaltenango se marca la elección y coronación de Señorita Quetzaltenango y Umial Tinimit Re Xelajúj No´j, eventos que evocan la contienda histórica entre ladinos e indígenas, por mantener el poder social.

Mirna Alvarado / La Prensa de Occidente

La feria de Independencia es una de las actividades donde convergen quetzaltecos de todos los estratos sociales, disfrutando de las veladas de elección y coronación de las diferentes representativas del municipio, en Xelajú la población indígena y ladina son las predominantes, lo que antaño influenció los eventos de belleza.

“Antes era Reina Indígena de Xelajú, pero para evitar que el nombre sonara más racista se le nombró Umial Tinimit Re Xelajúj No´j, de esa forma, se pretendía hacer una reivindicación de las costumbres y tradiciones del municipio”, explica el maestro Daniel Matul.

Daniel Matul, académico.

De acuerdo con Matul en ambos eventos participaban familias pudientes, tanto de ladinos como indígenas, aunque dichas costumbres, son la réplica de las actividades sociales que la burguesía europea impuso en el país tras la invasión, convirtiéndose así en una norma que ordena las relaciones políticas y económicas de la sociedad.

“En el caso quetzalteco, como en todo el país, los eventos de designación de representativas mayas surgen como una forma de expresar elementos culturales propios, alejados de los eventos de belleza ladinos, aunque existen puntos de coincidencia en relación a algunas formas del proceso de «organización y elección» o al menos eso era 20 años atrás”, comenta Matul.

Colonia Minerva, en el corazón de Xela, más de 50 años de vida

De acuerdo con el intelectual, estos eventos son, en principio, el reflejo de un estancamiento intelectual, tanto de las autoridades municipales como de la misma sociedad, debido a que estos certámenes están relacionados a la cultura europea impuesta desde la conquista. “Parece que vivimos en el siglo 17, no avanzamos… pues a estas alturas tanto las organizaciones indígenas como los ladinos no deberían realizar este tipo de actividades en las que solo se invierten recursos, pero no se obtienen ganancias”, refiere.

División cultural y social

Para el antropólogo José Ignacio Camey, realizar los eventos de belleza van más allá de fomentar el racismo, tanto unos como otros, “son el reflejo del fracaso criollo de crear una nacionalidad guatemalteca y evidencian la división cultural y social a partir de la etnicidad, que existe en Quetzaltenango y el país”, dice.

Ignacio Camey, académico.

“En mi opinión particular, cada cultura tiene el derecho de manifestarse a través de las formas que les parezcan adecuadas a los pobladores que la asumen como propia. Es un derecho fundamental”, sostuvo.

Matul explica que, para entender no solo el significado de los eventos de belleza en el marco de la independencia, se debe hacer una revisión por la historia pues al final tampoco existe nada que celebrar, “si bien es cierto existió una separación de la corona española, Guatemala no es un país libre, pues se continua con las dictaduras que otrora se beneficiaron de los pueblos”, mencionó.

“Antes era Reina Indígena de Xelajú, pero para evitar que el nombre sonara más racista se le nombró Umial Tinimit Re Xelajúj No´j”.

Daniel Matul Morales  

Recordar de dónde venimos

Edgar Racancoj, expresidente de la comisión de Umial Tinimit Re Xelajuj No’j, explicó que es un evento con el que se ha buscado mantener en la memoria las costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas.

“Cuando se hace una elección se debe pensar en el ceremonial, es decir todo lo que conlleva la presentación de candidatas, la elección e investidura tienen un significado y eso es lo que exponemos para que no se olvide de donde venimos, quienes somos y a donde vamos”, afirma.

No es una forma de perpetuar el racismo y la discriminación dice Racancoj, en el inconsciente de la población aun se mantiene la idea de que este evento en particular es exclusivamente para las familias indígenas pudientes, incluso en las bases de participación uno de los requisitos es que las candidatas deben demostrar que son indígenas.

De familias reconocidas

Contrario a lo que ocurre con el evento de Señorita Quetzaltenango donde las bases para participar no hacen excepción si alguna de las participantes tiene apellidos mayas, Silvia Schell, ex Señorita Quetzaltenango, comenta que 30 años atrás este evento era muy diferente, debido a que el proceso de selección no era tan abierto como ahora.

“Cuando yo fui reina en 1978…  (Señorita Quetzaltenango) hubo un proceso especial, los integrantes de la comisión hablaron con mi papá, todo era muy solemne, las candidatas debían provenir de familias reconocidas en la sociedad y sobre todo con una reputación intachable, se calificaba el intelecto, la cultura en todos los sentidos, no como se hace ahora”, indicó Schell

El sociólogo Roney Alvarado, señala que en la actualidad la diferencia entre ladinos e indígenas ya no es tan palpable como hace 45 o 50 años atrás, debido a que la población se encuentra muy diversa y pocos son los que conservan su linaje social. “La mayoría hoy día somos más mestizos, hay muchas mezclas”, dice.

Roneey Alvarado,

“Además, participan en ambos eventos gente de todos los niveles sociales económicos, eso significa que hemos aprendido a vivir todos juntos sin estereotipo alguno que divida a la sociedad quetzalteca”, refiere Alvarado.

“Son el reflejo del fracaso criollo de crear una nacionalidad guatemalteca y evidencian la división cultural y social a partir de la etnicidad, que existe en Quetzaltenango y el país”

José Ignacio Camey

Quetzaltenango se ha convertido en un municipio que mantiene viva su cultura a pesar de ser un lugar donde confluyen personas de diferentes sitios, con diversas costumbres y formas de pensamiento, lo que quiere decir que este tipo de eventos resulta ser un punto de encuentro para distraer y no tanto un punto para desarrollar el intelecto y la cultura.

En ese sentido Matul sostiene: “es urgente generar desde la academia y política un proceso de deconstrucción del pensamiento social, ambos actos son para festejar una independencia que no existe, representa nuestro atraso y por eso los políticos se aprovechan, pero debe existir ese cambio para reverdecer la cultura, es decir no solo mantener el folklorismo sino el intelecto, las virtudes y formación de cada ser humano”.

“Participan en ambos eventos gente de todos los niveles sociales económicos, eso significa que hemos aprendido a vivir juntos sin estereotipo que divida a la sociedad quetzalteca”.

Roney Alvarado

El antropólogo Oscar Boj concuerda con Matul, al indicar que estos eventos son un método para arraigar en el inconsciente colectivo actitudes o conductas racistas y discriminativas disfrazadas actividades sociales.

“A este tiempo debemos de aceptar que somos una sociedad clasista, machista, consumista eurocentrista y mientras no se construya la nación, cada cultura tiene el derecho de organizarse como mejor le convenga, hay que recordar que república es una palabra política y nación una palabra antropológica, para poder comprender la dimensión de ambas es necesario reescribir la historia y deconstruir pensamientos”, afirma Boj.

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