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Covid-19 una amenaza de extinción para los pueblos indígenas

Informes internacionales dan cuenta que en al menos 163 pueblos indígenas se han detectado casos de coronavirus, con 27.000 casos confirmados en todo el mundo y un millar de fallecidos, las comunidades se encuentran en alto riesgo, incluso de desaparecer.

Guías espirituales realizan una ceremonia maya en el cerro el baúl de Quetzaltenango

Por Mirna Alvarado

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó que los pueblos indígenas son uno de los grupos humanos en mayor riesgo frente a la pandemia. Una de las razones es porque una de las medidas elementales para frenar la propagación del virus es el lavado frecuente de manos con agua y jabón, pero en la mayoría de comunidades no tiene acceso al agua.

Los pueblos indígenas son una de las comunidades más vulnerables a infectarse de coronavirus en América Latina. «Salvo en Belice, El Salvador y Uruguay, todos los demás países de la región confirman casos de personas indígenas contagiadas”, menciona Myrna Cunningham, presidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC)

Niñas presentan baile folclórico en frente a la comuna altense (Foto de archivo)

Pobreza, falta de agua y la existencia de enfermedades previas como el dengue, la malaria o la tuberculosis, «debilitan seriamente a los pueblos indígenas ante la llegada de un virus desconocido», señala Cunningham. Además en los pueblos con poca población, «la llegada del virus no solo pone en riesgo la salud de las personas, sino que puede dar lugar al exterminio de culturas enteras”, alertó.

El Foro Indígena de Abya Yala y cerca de una treintena de organizaciones indígenas de la región, crearon la Plataforma Indígena Regional Frente al covid-19 «Por la Vida y los Pueblos”. En mayo pasado la plataforma presentó un primer informe en el que apuntaron que al menos 163 pueblos indígenas en Latinoamérica, estaban contagiados con el virus.

Foto de archivo

En los últimos tres meses, la pandemia se ha ido expandiendo. «Lamentablemente hemos visto que, en muchos casos, los estados nacionales han ignorado a sus conciudadanos indígenas o simplemente han tratado de expandir sus medidas estrictas, esencialmente diseñadas para zonas urbanas al área rural, que han demostrado no ser efectivas”, dijo Georg Dufner, Director programa regional Participación Política Indígena de la Fundación Konrad Adenauer (KAS).

Según datos del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC), hasta el 5 de agosto se habían contabilizado 58.630 positivos y 2.024 fallecidos. El FILAC agrega además que el riesgo de extinción acecha al pueblo indígena Yuqui, en Bolivia.

Foto de archivo

«Con apenas 342 miembros es considerado con alto riesgo de vulnerabilidad debido a enfermedades como la tuberculosis, fibrosis pulmonar, anemia, desnutrición y otros”, recalcó la presidenta del FILAC que también alertó del estado del pueblo Siekopai, entre Ecuador y Perú.

«Con una población de solo 744 personas, atraviesa una grave situación ya que casi el 10% del total de sus miembros han sido contagiados”, agrega, según los últimos datos de la Organización Panamericana de Salud (OPS), los pueblos Waorani y Secoya en Ecuador, Guaraní en Bolivia y Tikuna, Andoque, Mokana y Andoque en Colombia, con una población inferior a 1.000 habitantes, son los más afectados.

Fotografía con fines ilustrativos

El documento establece que en México, hasta el pasado 26 de julio, fueron confirmados 5.413 casos, incluidas 766 defunciones. «Actualmente en el Istmo de Tehuantepec, que pertenece al estado de Oaxaca, las autoridades de salud reportan 1.130 casos y 171 defunciones”.

«Los contagios han afectado a la comunidad mayor, son los que han fallecido, aunque también a la comunidad de 35 a 50 años de edad”, asegura. Además, «Ya han fallecido nueve abuelos que se han llevado todo el legado ancestral que no puede ser transmitido a las generaciones.

Lo que representa una pérdida invaluable para las nuevas generaciones. Otro factor importante que no permite que los pueblos indígenas tengan acceso a la salud es la distancia entre los hospitales y las comunidades indígenas en algunos lugares pueden tomar varios días de viaje.

«Aunque en general las respuestas estatales no han sido las necesarias, ni en cantidad ni en calidad”, consideró la presidenta del FILAC, el informe de la plataforma indígena recoge algunas de las acciones que están llevando a cabo los gobiernos de la región.

Así, destacó el caso de México que «desde el primer momento han desagregado datos relacionados con los pueblos indígenas, publicando información sobre contagios, fallecidos y recuperados”. «Otros estados, como Perú, aprobaron normas jurídicas específicas sobre pueblos indígenas y pandemia y protocolos sobre salud en Bolivia, Colombia o Ecuador”, agregó.

Programas de asistencia, mensajes en lenguas indígenas en Perú, Guatemala y México, son otras acciones que han llevado a cabo los gobiernos. No obstante, «los Pueblos Indígenas han demostrado una notable capacidad de reacción y resiliencia ante la llegada de la pandemia”, subraya el informe.

La Plataforma Indígena Regional determina que la pandemia también ha afectado a la economía local de las comunidades que deben buscar alternativas para mantenerse económicamente. En Guatemala y México se retomaron prácticas de intercambio de productos alimenticios, sin embargo no son suficientes.

En Guatemala el panorama es complicado debido a otros factores que por décadas han afectado a los pueblos indígenas, como la inseguridad alimentaria la cual debe abordarse de forma urgente, en el caso de las mujeres indígenas, quienes ya sufren una triple discriminación por el hecho de ser mujeres, indígenas y pobres, las responsabilidades de cuidado se vuelven todavía más costosas y las exponen a un mayor riesgo de contagio.

Mujeres las más vulnerables

Las mujeres indígenas también tienen menor acceso a la atención sanitaria y a la información en sus propias lenguas. Como ellas mismas afirman: “Somos, sobre todo, las mujeres indígenas quienes tenemos en nuestras manos la salud y la alimentación de nuestras familias en nuestras
comunidades, las que cuidamos conservando y transmitiendo nuestros saberes y prácticas ancestrales”.

Durante la pandemia, además, están más expuestas a sufrir violencia al no poder escapar de sus agresores y porque se sabe que en contextos de emergencia aumenta el riesgo de sufrir agresiones.

Repensar el modelo de salud

La crisis por la covid-19 no tiene precedentes, pues su virulencia ha paralizado al mundo entero. Todavía no se ha alcanzado el pico de contagio en el continente americano y otras regiones del mundo se preparan ya para una segunda embestida. Además de la pérdida irreemplazable en vidas humanas, los impactos sociales y económicos apenas se comienzan a atisbar y los pronósticos son demoledores.

 

La pandemia muestra de forma descarnada nuestra fragilidad como especie, lanzándonos una advertencia en cuanto a los límites a nuestro modelo de producción y consumo. Las consecuencias de traspasar esos límites son cada vez más dramáticas.

Las organizaciones indígenas demandan desde hace tiempo un cambio de modelo frente a la globalización extractivista, que ve la naturaleza como una fuente inagotable de recursos a explotar. Pero la deforestación acelerada, la pérdida de especies, la contaminación y el calentamiento global nos acercan cada día más a un punto de no retorno.

Ahora exigen a los gobiernos re pensar los sistemas de salud, de manera que las poblaciones indígenas puedan ser atendidas con pertinencias culturales.

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