La pintura de Rolando Ixquiac Xicará, artista quetzalteco de origen maya, aporta al arte, a la cultura y a la identidad nacional la visión indígena de la historia y de los hechos actuales que conforman la conflictiva contemporaneidad de Guatemala. Esto explica, en parte, la originalidad de su obra y también la actitud ambigua y llena de reservas con que es vista por la cultura oficial, así como los entusiasmos y adhesiones que genera en quienes pueden apreciar no sólo el mundo que descubre sino también la forma, sutil, lúcida y valiente con que lo muestra.
Entrevista Juan B. Juárez/laPrensa.com.gt
Algunas de esas adhesiones entusiasmadas están registradas en forma de prestigiosos premios como la Paleta de Oro del Festival de Cannes Sur Mer, Francia, los premios Xerox de Centroamérica que le fueron otorgados en la década de los 70.
Persona culta y viajada, conversador inteligente y agudo, la palabra de Rolando Ixquiac Xicará, al igual que su obra pictórica, avanza siempre en una dirección y un propósito: arrojar luz sobre la realidad. Interlocutor lúcido y atento en diálogos profundos, fascinantes y esclarecedores, su conversación transita con la lógica de los hechos y la naturalidad de la experiencia sobre temas y lugares aparentemente inocentes de los que extrae conclusiones paradójicas, sorprendentes, casi siempre incómodas, y enseñanzas preñadas de significados.
Muestra de la agudeza y profundidad de su conversación es esta entrevista que gira en torno a sus éxitos, sus viajes y sus premios.
elTimes: El éxito es diferente para cada persona y obviamente no es lo mismo para un pintor que, por ejemplo, para un empresario ¿Cómo es el éxito para un artista, cómo se mide y cuáles son sus indicadores objetivos?
-Cuando se habla de éxito, lo primero que a la gente se le viene a la mente es el dinero y los bienes materiales, que serían, como usted dice, los indicadores objetivos del éxito y que, por lo tanto, se vuelven motivo de ostentación. En un sentido más restringido pero más lógico, el éxito tiene que ver con los logros alcanzados en relación a objetivos que una persona conciente y deliberadamente se propuso alcanzar. En el caso de un artista se trata obviamente de un logro expresivo, de un logro comunicativo, que a su vez implica la maduración de aquello que se quiere expresar y comunicar, del contenido de la expresión. Por otro lado, la valoración del éxito tiene que ver con la magnitud de las dificultades que se tuvo que superar. Para un artista maya, como yo, en un país de origen colonial, y por tanto racista, como Guatemala, el simple hecho de expresarse constituye de por sí un éxito que, viéndolo lo bien, no tiene nada de simple. Y madurar el contenido de la expresión artística hasta darle esa forma aguda que permita penetrar los prejuicios de la cultura ladina es, entre tantas circunstancias adversas, un verdadero acto heroico…
laPrensa: …un logro, que ha tenido sus reconocimientos visibles y palpables en la forma de premios, viajes, invitaciones a exponer en galerías prestigiosas y, ¿por qué no decirlo?, en los precios en los que se cotiza su obra…
–Sin duda, de cierta forma así es, como usted lo expone. Sin embargo, lo palpable y visible del premio, precisamente por lo deslumbrante que pueda ser, deja en la oscuridad aquello que se premia. Déjeme extenderme sobre este punto, que me parece importante. Yo no soy pintor porque sé pintar y pinte cuadros que la gente encuentre bonitos y los adquiera, lo premie y los coleccione. No. Yo soy pintor porque me expreso pictóricamente: mi obra, mi pintura es mi expresión, soy yo quien me expreso en mi obra. Naturalmente, para hacerlo tengo que saber quien soy, cuáles son mis circunstancias, cuál es el propósito de mi expresión, de mi obra. Ahora bien, como lo que yo soy, como las circunstancias que me rodean, no me pertenecen sólo a mí sino a toda la gente que es como yo soy, entonces mi expresión es también la expresión de mi pueblo. Yo soy un pintor maya en un país de mentalidad colonial; esa mentalidad colonial es la circunstancia adversa de mi expresión como artista maya, es la circunstancia adversa para toda la cultura indígena de Guatemala. Como ve, los reconocimientos que se hacen a mi pintura en forma de premios y precios son reconocimientos a lo que expresa mi obra: las circunstancias adversas (injustas, violentas, excluyentes, racistas, etc.) en que vivo yo y el pueblo maya en una actualidad sumamente conflictiva.
laPrensa: Viéndolo así, habría que agregar que al expresar las adversidades en que se desarrolla la cultura maya, su pintura también está expresando una circunstancia adversa de toda la cultura guatemalteca, ya no sólo de la indígena…
-…Una circunstancia trágica, diría yo, pues si bien es cierto que es el pueblo maya quien sufre pasivamente la mentalidad colonial, la cultura ladina es la que la ejerce; es decir, que está igualmente jodida por una dependencia castrante y limitadora y que, en conjunto es lo que hasta ahora ha definido la identidad guatemalteca. En esas circunstancias, los reconocimientos a mi obra son de cierta manera los reconocimientos a los derechos de la cultura indígena y —nótelo bien— significan un enriquecimiento para la identidad, para la cultura nacional.
elTimes: Dejemos por un momento este tema fascinante que daría para muchas páginas luminosas y hablemos de sus viajes, de sus exposiciones en otros países, de su estadía en Senegal…
–Verá usted que no es tan fácil desligarse del tema de la expresión artística. Yo no soy un artista de éxito que se toma unas vacaciones y se va de viaje a olvidarse de las circunstancias adversas en los museos y en las playas. Primero, porque muchos de mis viajes han sido en respuesta a invitaciones a mostrar mi obra; y luego, porque la experiencia de los viajes, más allá de lo anecdótico, ha sido enriquecedora y ha jugado un papel en la maduración de mi expresión como artista maya contemporáneo. En términos generales puedo resumir que mi experiencia europea fue conflictiva y abrumadora: la riqueza histórica y cultural, la diferencia de costumbres, el contraste entre la inmovilidad maya y la movilidad del mundo occidental causaron vivencias casi traumáticas, sin duda por mi juventud e inexperiencia, y que sólo después de mucho tiempo pude digerir provechosamente. El viaje a la India fue una experiencia desoladora: el espectáculo de la pobreza y la miseria humana en un país que, por otro lado, es una potencia mundial, prácticamente me anonadó. En África, en Senegal, que es un país de origen colonial, como Guatemala, encontré ciertas similitudes entre la condición de los negros y la de los mayas. Allí, ya con mayor madurez, no sólo vi las estrategias de la dominación sino también pude aportar algo de mi experiencia como indígena guatemalteco en las estrategias de liberación. La de Senegal fue una experiencia crucial que me confirmó en mis convicciones y aspiraciones como ser pintor maya en las circunstancias adversas de mi país, Guatemala.
Guatemala, 4 de septiembre de 2008
Juan B. Juárez
Escritor, crítico de arte, artista plástico Guatemala, 1951
Estudios de filosofía y literatura en la Universidad Rafael Landívar.
Ha publicado “Pintura viva de Guatemala”, 1984. Carlos Mérida, 1992, y artículos sobre la obra de artistas guatemaltecos que documentan tres décadas de arte. Ha dictado conferencias sobre dicho tema en universidades e instituciones culturales de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Como artista plástico expone su obra en galerías y participa en los principales eventos artísticos del país.