La procesión de traslado de la Virgen del Rosario de su capilla al Altar Mayor de la Catedral Metropolitana de Los Altos es una de las principales tradiciones de los festejos patronales en Xela, aunque este año fue atípica.
Por José Racancoj
Esta procesión, conocida también como «bajada de la Virgen» y que se realiza el último jueves de cada año, se realizó en esta ocasión intramuros (dentro del templo) debido a la pandemia.
Sin embargo, esto no impidió que varios feligreses se acercaran al acceso principal de la Iglesia, para acompañar a la patrona de Xela.
Mientras en el interior del templo se celebraba una eucaristía y el traslado de la Virgen, que lucía un vestido rojo con bordados dorados, en las afueras los feligreses rezaban, hacían peticiones y encendían veladoras.
Pasado el mediodía, se abrieron las puertas del templo y la Virgen, cargada en hombros, salió al atrio en señal de bendición, donde los fieles pudieron observarla por alrededor de 30 minutos.
Mientras los feligreses aplaudían o arrojaban pétalos de rosas, estallaban los cientos de cohetillos que habían preparado taxistas y pobladores, mientras las sirenas de una motobomba de los Bomberos Voluntarios sonaba, como sucede cada año para honrar a la Virgen.
Piden por la salud
«Pedimos a la Virgen por la salud de los quetzaltecos y del mundo entero. Le pedimos porque hay muchos fallecidos (a causa del covid-19)», comentó Aura Suchi, quien dijo que cada año, desde que era niña, ha acudido a las actividades en honor a la Virgen, como las novenas.
Carlos Cojulun, taxista, quien encabeza la tradición de quemar cientos de cohetillos, refirió que él tiene 48 años de realizar esta actividad, y previamente lo hizo su papá y su abuelo.
«Es en agradecimiento a la Santísima Madre. Esta es para nosotros la auténtica feria de Quetzaltenango. Pedimos que bendiga a Quetzaltenango, Guatemala y el mundo, ella ha sido muy misericordiosa con nosotros», comentó Cojulun.