InicioOpiniónLuis Aceituno, el maestro que decidió marcharse al lugar donde permaneció

Luis Aceituno, el maestro que decidió marcharse al lugar donde permaneció

Adrián Velásquez /director laprensadeoccidente.com.gt

Fumando un cigarrillo, ubicado en un escritorio en los corredores del edificio de la Escuela de Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala, un personaje con barba y pelo gris rizo, con dos aretes plateados, con voz grave se me acerca, y me dice: “vos sos Adrián Velásquez el de Estereo Expres, el del musicón progresivo”.

Sí, claro, le respondí.

“Yo escuchaba tu programa desde 1980”, dijo.

Vos sos Luis Aceituno, el editor de Cultura, del Acordeón, le pregunté, “sí”, me respondió.

Encendió un cigarro, de la marca Payasos, y nos pusimos a charlar. Ahí fue mi primer encuentro con el maestro Aceituno, un tipo muy culto que se autoexilió en París, Francia; pareja por muchos años de la poetisa Ana María Rodas, a quien yo conocí en Costa Rica cuando cubrimos el show de Amnistía Internacional: “Derechos Humanos yá!” con Sting, Peter Gabriel, Youssou N’Dour, Tracy Chapman y Bruce Springsteen, entre otros músicos.

Dos años después nos recibimos de licenciados en Comunicación en la USAC, sus trabajos tenían las mejores notas, eran sobresalientes.

Siempre platicamos, nos reímos de nosotros mismos, de eso de ser licenciados era como un asunto raro, no era de nosotros, pero al fin y al cabo hay que tener el cartón, cumplir con la sociedad porque eso de escuchar a los catedráticos que nunca habían estado en una sala de redacción dándonos clases, era como chistoso, sin embargo, haber recibido cátedra con Horacio Cabezas, fue una gran experiencia, así como la teoría de comunicación.

Luego nos pasamos a la Universidad Panamericana, Luis y yo compartimos aula con los Morales, Jimmy y Samuel; Ana María Rodas y otros rostros que no recuerdo, de catedráticos estaba Aroldo Shetemul, Carlos Interiano (fallecido), maestría que ya no concluí, me aburrí, con los problemas que había resuelto en El Gráfico y en ese momento en Prensa Libre, no le hallé mucho sentido a graduarme de maestro de la comunicación.

Era 2004, con ICI Music de Estuardo Castañeda Molina decidimos presentar en Guatemala a Charly García, la contratación fue problemática, pero Aceituno me entusiasmaba para no abandonar el proyecto. Cuando se logró, Luis pidió una entrevista con Charly, antes de la fecha en Guatemala. Recuerdo que llegué a las oficinas de elPeriódico e hicimos la llamada, con el altavoz, escuchamos lo que Luis platicó con Charly, estábamos entusiasmados, realmente eran proyectos musicales fuera de los clásicos artistas que venían al país en ese entonces. Charly era una cosa rara, música para gente como Aceituno, fuera del circuito comercial popular.

En noviembre de 2007 trajimos a Luis Eduardo Aute y yo promoví personalmente la presentación de su película “Un perro llamado dolor” en la sala del Paraninfo Universitario. Esa noche recogí a Aute en el Camino Real y nos fuimos al centro de la ciudad, Aute llevó en un CD su película, la entregó al operador y comenzó la proyección, recuerdo que esa noche también invité como comentarista al artista Rolando Ixquiac Xicará debido a que se había graduado de cineasta en París, Francia.

El maestro Luis Eduardo se sentó detrás de la pantalla, le serví un ron, invité a Aceituno para platicar con Aute y recuerdo que le dijo a Luis Eduardo: “Maestro”, con un respeto especial, se quedaron charlando por más de 40 minutos.

De ahí en adelante siempre tuve buena comunicación con Luis, estuvo en los dos conciertos de la Premiatta Forneria Marconi, nos apoyaba con publicaciones de los shows que hicimos durante más de diez años con ICI Music.

Luis era un aliado natural de nuestras ideas; un proyecto que se quedó en el tintero fue el del programa de radio.  En 2016, le quedé mal con la crónica de los conciertos de Roger Waters en México, nunca se lo mandé.

Hace unos 30 días, cruzamos un par de mensajes por su columna sobre la remasterización del álbum Aphrodite’s Child ‘666 – The Apocalypse Of John’, que tituló “El orgasmo Cósmico”. Una crítica bien documentada sobre este disco de Vangelis & Irene Papas.

El domingo, me desperté temprano, encendí la pantalla y continúe viendo el documental de los Beatles en Disney +; una llamada me interrumpe, al otro lado, Rolando Villanueva me dice: “¿ya sabes que Luis Aceituno falleció? Sé que es tu mero cuate, te aviso pues y lo siento mucho”.

“Get back, vuelve, vuelve, vuelve a donde una vez perteneciste”, en la voz de Paul McCartney sonaba; Aceituno era un hombre auténtico como pocos. Decidí continuar viendo el documental de Los Beatles que produjo Peter Jackson, el tercer capítulo, cuando los cuatro grandes de Liverpool tocan en la azotea de un edificio para grabar un disco, al mismo tiempo una inmensa tristeza inundó mi corazón cuando regresaron a mi mente las conversaciones con las que compartí con el maestro Aceituno. Hasta siempre Luis, regresaste a donde una vez perteneciste. Get Back.

La larga noche de los 500 años, Manu Chao y los clandestinos

 

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