A lo largo de más de cuatro décadas, el restaurante Los Tres Pollitos ha sido reconocido por el sabor de los platillos que ofrece, los cuales, han sido degustados, incluso, por personalidades. En medio de la pandemia y pese a las restricciones que obligaron a un cierre por ocho meses, este negocio resiste.
José Racancoj/La Prensa de Occidente-Fotos David Pinto
Era 1980, cuando Walter Mamerto Morales Carrillo abrió las puertas del restaurante Los Tres Pollitos, un ícono en el Centro Histórico de la ciudad de Quetzaltenango.
Aunque al inicio la ubicación del establecimiento era distinta, fue durante la gestión del alcalde German Schell Montes que le fue asignado el local que sigue ocupando hoy en día, a unos escasos 30 metros del Parque Central y frente a la plazuela El Marimbista.
El sabor de sus platillos, así como el nombre del restaurante, es inconfundible y de esta manera es como a lo largo de 41 años se ha ido ganando el reconocimiento de personas locales, nacionales y extranjeras, quienes han disfrutado de comida típica como pepián y otros recados, caldo de gallina criolla, caldo de pata, cocido de res o un caldo de mariscos, que es preparado en el momento en el que el cliente lo pide.
Otro de sus platillos característicos es el churrasco, “aquí vendemos lomito y viuda; pues para hacer un buen churrasco se debe conocer la calidad de la carne que se pondrá en la parrilla. Eso nos caracteriza porque vivimos del negocio”, comentó Morales Carrillo, quien es administrador, propietario y cocinero de Los Tres Pollitos.
La historia de este establecimiento está totalmente ligada al quetzalteco Walter Morales Carrillo, quien recién cumplió 72 años de edad, de los cuales ha dedicado 49 de manera profesional a la cocina. “Yo me volví cocinero porque soy el hijo más grande de mi familia y fui obligado a hacerle la comida a mis siete hermanos –tres hombres y cuatro mujeres–. Era bello, porque debía ingeniar qué debía hacer, es decir, un huevo debía alcanzar para todos. Me gustó la cocina. Ahora tengo 49 años de que me gradué de chef en la capital”, agrega el propietario, quien nació en 1949 en la subida al monte Sinaí de la ciudad.
Previo a fundar Los Tres Pollitos, Morales se dedicó a la venta de licuados y ceviches, asegurando haber sido el primero que se dedicó a expender estos productos en Xela. “En aquella época un licuado de copa larga costaba 15 centavos y 25 la copa grande, en cambio el ceviche de camarón y concha costaba 50 centavos y Q.1 el grande. Fui el primero en vender licuados y el primer cevichero en esta ciudad”, contó.
Visitas emblemáticas
Con base en lo aprendido, abrió su restaurante, en el que ha vivido grandes, duras y alegres experiencias. Entre ellas, resalta las visitas de grandes artistas y personalidades, como el cantante Leopoldo Dante Tévez, más conocido como Leo Dan.
“Su visita fue una cosa bella. Vino Leo Dan a dar un concierto a Xela y quería comer algo sabroso, entonces me lo trajeron aquí. Lo trajo Juan José Gramajo, quien era director de la Casa de la Cultura. Yo le preparé la comida y se fue encantado, me dejó firmadas muchas cosas”, comentó emocionado Morales Carrillo.
Leo Dan le compartió en esa ocasión al chef Walter que él siempre llevaba una grabadora de bolsillo, que le servía para grabar algo si se le ocurría y componer posteriormente.
En ese restaurante también estuvo degustando platillos el destacado pianista argentino Raúl di Blasio, recordó Morales Carrillo.
“También estuvo acá Jorge Serrano Elías, quien comió un recado de arvejas. Lo trajo el alcalde de ese entonces, Diego López y don Flavio Pereira, de la fábrica de vinos Balbolán. Fuera del negocio había unas 200 o 300 personas”, comentó.
“La pandemia nos vino a destrozar”
Morales Carrillo ha visto y vivido muchas cosas duras, como el incendio del Mercado Central, en diciembre de 1966, o el siniestro en el Mercado La Democracia, el 28 de diciembre de 1980, pero una de las más fuertes ha sido la pandemia, “que nos vino a destrozar y acabar económica, física y mentalmente”, refirió.
“El negocio nunca se había cerrado, ni un 25 de diciembre o un 1 de enero y mucho menos un Viernes Santo, pero por la enfermedad tuvimos que cerrar ocho meses, vivimos un cambio radical”, contó.
Morales recuerda que había visto toques de queda durante los años del conflicto armado interno, pero nunca por una enfermedad. “Tuve mucho miedo y todavía tenemos mesas boca arriba, por el distanciamiento, pero Dios es grande y nos ha abierto las puertas para continuar adelante”, cuenta el chef, quien ya recibió la primera dosis de la vacuna contra el covid-19 y espera el próximo mes recibir la segunda.
El reto ahora es continuar levantando el negocio, que abre actualmente de lunes a sábado de 8 a 16 horas, el cual llegó a registrar una caída en ventas hasta del 80 por ciento, lo cual se debe principalmente a la desconfianza generalizada que existe en la población por el virus. Por ello, el chef urgió al gobierno cumplir con la compra de vacunas y que la población acuda a los puestos para ser inmunizados.
Reconocidos a nivel internacional
El sazón que ofrece Los Tres Pollitos, cuyo nombre se debe a que Morales es el mayor de tres hermanos varones, y que de niño le apodaron “Pollo” cuando lo llevaron a la dirección de la escuela donde estudiaba, es reconocido a nivel nacional e internacional.
El chef Walter explica que ha participado en ferias internacionales como la del Parque de la Industria, en la capital; en la Feria Internacional de San Salvador; en San Pedro Sula, Honduras; en Chichigalpa, Nicaragua; en San José de Costa Rica y en la Feria de Da Vinci, en Panamá.
Además, recuerda que han atendido grandes eventos, como la inauguración de Santa Catarina Ixtahuacán, en Sololá, en 2000, donde se sirvió comida a más de 7 mil personas. “Si lo buscan a uno es por la calidad y eso no debe bajar nunca, si no el perdedor es uno”, añadió.
Todo este esfuerzo con el negocio y la marca de Los Tres Pollitos le ha permitido alcanzar uno de sus principales objetivos, que es darle educación a sus cuatro hijos, quienes ya son profesionales en diferentes ramas, como Derecho e Ingeniería Civil, entre otras.