Jorge Horacio García, de 64 años, nació en Quetzaltenango, es administrador de Empresas egresado del Centro Universitario de Occidente de la Universidad de San Carlos de Guatemala y con una licenciatura en Teología, actualmente es el presidente de la Cámara de Comercio, filial Xela, desde 2016, y fundador de la Gremial de Hoteles y Restaurantes de Quetzaltenango. Es evangélico desde 1975, feligrés de la iglesia Bethania.
Entrevista Adrián Velásquez/La Prensa de Occidente. /Fotos David Pinto/ Club Fotográfico de Quetzaltenango.
“Todo lo que se hace debe ser conforme al corazón de Dios. Atribuyo mi éxito empresarial al convenio entre mi Señor y yo”, así se expresa Jorge Horacio García.
Fundó su primera empresa de venta de vehículos importados en 1984; en 2007 construyó el Hotel Ana Inn, uno de los primeros en ser certificado con estándares internacionales, 4 Estrellas.
¿Cómo se inicia en el evangelio?
“Hace más de 40 años, a través de una joven que en ese entonces era mi novia; sin embargo, dejé de asistir a la iglesia por siete años, mas Dios tocó mi corazón y en 1982 volví, soy anciano y en ocasiones predico el evangelio”.
¿Cuál fue su inicio en la vida empresarial?
“Me gradué como administrador de Empresas, pero nunca ejercí. Una alianza entre Dios y yo dio como resultado el nacimiento del negocio de vehículos, el cual lleva 34 años vigente. Esta fue la matriz para otros negocios, dos pertenecen a mi hermano, dos son de mi propiedad y el resto son empresas familiares administradas por mis hijos”.
¿Cómo se involucra en la Cámara de Comercio?
A raíz de la constitución del Hotel Ana Inn, nos vimos en la necesidad de organizar al gremio de hoteleros. Los compañeros me nombraron presidente y una de las primeras intenciones fue aumentar los estándares de calidad en Xela”.
¿Qué lo motivó o cuál fue la razón de buscar mejoras a los servicios?
“Tuvimos una experiencia que nos hizo reflexionar, a mí en lo particular, cuando se tenía la intención de realizar los Juegos Centroamericanos y del Caribe. El Inguat preguntó cuántas camas teníamos disponibles, cuántos hoteles, cuántas habitaciones, pero no había ninguna estadística, eso nos motivó a organizarnos y junto con Rosa María León, hija de un empresario hotelero llamado Vicente León, de la familia del Hotel del Campo, nos dimos a la tarea de tocar puertas en las esferas de gobierno que creímos nos podían apoyar”.
¿Cuándo fue eso?
“En 2010, aproximadamente. Xela era una fuente de impuestos para el gobierno central, pero nunca se había hecho nada por la ciudad. Pese a que la Cámara de Turismo de Guatemala (Camtur) ya existía, uno de los objetivos era obtener una certificación de calidad para todos los hoteles y restaurantes otorgada por el Inguat, (el proceso duró un año). Se acogieron 92 empresas y en 2012, cuando se otorgó el certificado, ya eran 116; a la fecha existen 130 empresas”.
¿Qué falta para que la iniciativa privada tenga mejor dinámica económica?
“Xela está pasando por un proceso de transición tras la declaración del BID, como la segunda ciudad emergente económicamente a nivel de Centroamérica, en 2014 aproximadamente. Lastimosamente no hemos logrado las condiciones adecuadas que tiene una ciudad emergente, todavía no hay una condición ideal para que los negocios puedan crecer”.
¿Cuáles son los obstáculos para el crecimiento formal de la iniciativa privada?
“1. La falta de infraestructura vial. 2. La energía eléctrica. La Empresa Eléctrica Municipal de Quetzaltenango no tiene la capacidad de provisión de energía para que la industria que se quiere instalar en el centro urbano se quede”.
¿Algún ejemplo?
“Hace tres años vinieron los representantes de Kia Motors, deseaban instalar una ensambladora de vehículos. Tenían previsto emplear a 980 personas, representaba ingresos para 980 familias. Con la nueva administración de la Empresa Eléctrica Municipal las cosas están mejorando. No se puede esperar que en 14 meses se generen cambios profundos. Están dispuestos de comprar provisión de energía eléctrica”.
Además de ello, ¿existen otros inconvenientes que no permiten el crecimiento empresarial e industrial?
“Sí, el tema de las inundaciones, el mal estado de los drenajes y de las calles. Aquí el gobierno local debe resolver esa problemática y no lo ha resuelto por la falta de liderazgo de los alcaldes. Por eso es necesario que quien desee convertirse en jefe edil tenga el acompañamiento de la experiencia y la academia y, sobre todo, que tenga liderazgo. Se pueden solucionar, pero para eso hay que priorizar. También el servicio del transporte urbano, un problema completamente añejo que está viciado y que quien lidera la municipalidad no ha tenido las agallas para hacerle frente; con las calles las autoridades tienen miedo de invertir por los problemas que se han dado tras las auditorias de la Contraloría General de Cuentas”.
¿Qué piensa de los apagones?
“Tienen una razón de ser, los apagones se deben al deterioro de las líneas que transportan la electricidad, por eso la Empresa Eléctrica realiza constantemente los cambios parciales o reparaciones en diferentes puntos. Sumado a que hay una deuda con el INDE, un litigio que se tiene por muchos años por la falta de decisión de las autoridades; ahora vemos que hay intenciones de resolver la situación.
Hace algún tiempo se hablaba de la construcción y habilitación de un aeropuerto, pero solo quedó en un pequeño aeródromo. ¿Esto de alguna manera también afecta?
“En su momento me di a la tarea, porque tenía en mi corazón la molestia de que, Quetzaltenango, siendo la segunda ciudad más importante del país, no contara con su aeropuerto de carácter internacional debido a la corrupción que de todos es ya sabido, ocurrió durante 2013, 2014 y 2015. Durante una actividad en la capital tuve la oportunidad de manifestarle mi inconformidad al presidente Jimmy Morales, él me dijo: ‘Le prometo que el siguiente aeropuerto en ser habilitado será el de Quetzaltenango’. Dos meses después, el presidente me convocó junto con el director del Inguat y se formó una mesa técnica, trabajamos a la sombra del nombre Vive Xela; participaron la Camtur, la Gremial de Hoteles y Restaurantes, el Club Aéreo, la Mesa Económica, la Cámara de Comercio y otras entidades, me involucré personalmente para la habilitación del aeropuerto”.
¿Cuáles fueron los logros?
“Han sido pocos, pero sólidos. En los últimos días hemos solicitado a Aeronáutica Civil la certificación del Aeropuerto de Quetzaltenango como un aeropuerto internacional, porque tenemos el clamor de varias empresas aéreas internacionales que desean trabajar en Quetzaltenango. También se ha pedido al ministro de Comunicaciones que terminen los trabajos de restauración de la carretera que va de Quetzaltenango a El Zarco, porque eso es lo que hace la Cámara de Comercio, representa a sus agremiados en las esferas de gobierno adonde no se puede llegar de forma individual”.
¿Cuántos años tiene la organización que representa?
La Cámara de Comercio tiene 124 años, ha sido de peso y contra peso en el transcurso de los años, políticamente hablando. Quetzaltenango con su filial tiene 45 años y eso nos permite tener representatividad. Es una plataforma de autoridad de peso, nos toman en cuenta y tenemos mucha credibilidad. Yo creo que esta junta directiva hace un buen trabajo”.
¿Qué piensa sobre la privatización de carreteras?
“Depende de la lupa con la que se vea. Como representante del sector privado podría decir que es una excelente idea, pero es el Gobierno el que tiene la obligación de proveer carreteras de uso libre para que la gente que no tiene la capacidad de pago las use. Tenemos el derecho de tener una opción, si tuviéramos una autopista o una supercarretera sería diferente. Pero insisto, el Gobierno tiene toda la obligación y compromiso de proveerle a sus ciudadanos infraestructura vial libre de pago, pero también el Gobierno y el sector privado tienen la obligación de generar opciones, donde podamos nosotros decidir libremente si pagamos o no pagamos”.
“Hace tres años vinieron los representantes de Kia Motors, deseaban instalar una ensambladora de vehículos, tenían previsto emplear a 980 personas, representaba ingresos para 980 familias”.
Jorge Horacio García, empresario