Aunque el paso del tiempo y los cambios sociales han dejado evidencia de que los nombres originales mayas pueden cambiar, los apellidos han sido respaldados por el sistema jurídico, lo cual permite su conservación y permanencia como parte del legado de los ancestros indígenas.
Mirna Alvarado/La Prensa de Occidente
Los nombres y apellidos de origen maya son producto de la relación entre el ser humano y la naturaleza. Desde la cosmovisión de los pueblos ancestrales, el ser humano está vinculado a su entorno, pero debido a que en Guatemala conviven mayas, xincas, garífunas y Ladinos en una sola porción de tierra, los que al mismo tiempo tienen subgrupos, de acuerdo a la región, en este reportaje nos enfocaremos en los nombres y apellidos cuyo origen es el idioma Maya Quiché.
“Desde nuestra visión, hasta las piedras tienen vida y todo aquello que tiene vida tiene un vínculo”, explicó el lingüista Obispo Rosales Yax.
El académico agregó que tanto los nombres como los apellidos cuentan una historia de vida, estos fueron impuestos de acuerdo al lugar de nacimiento, a un rasgo físico u oficio. “En el occidente y en todas las regiones donde se habla un idioma indígena, hay personas que incluso llevan nombres o apellidos que se relacionan a su fecha de nacimiento y el nombre que se ha plasmado en el calendario maya”, aseveró.
“Por ejemplo en Xela, el apellido Racancoj significa “pata de jaguar o pata de león”; sin embargo, “Recancoj habla de muchos (en plural) lo que sería “patas de león o los patas de jaguar” y cuentan las leyendas que en este valle por lo montañoso que era, habitaban jaguares y otros animales salvajes”, señaló.
Según la época
Con el paso del tiempo, tanto los nombres como los apellidos han sufrido modificaciones, aunque según los estudios, son los nombres propios los que más variedad han tenido debido a los cambios sociales, desde la época prehispánica hasta la era actual.
“Muchos de los nombres propios fueron en principio cristianizados porque era la forma de los españoles de mantener el control sobre los indígenas, ahora estos han sido «agringados», como reflejo de la migración”, comentó Rosal.
Un ejemplo de la cristianización de los nombres es que muchos de nuestros abuelos fueron llamados como los 12 apóstoles de Jesucristo en el caso de los hombres, mientras que en las mujeres la mayoría tenían el nombre de la madre de Jesús, otros adoptaron el nombre de los ángeles y arcángeles, pero todos se relacionan a la conversión cristiana.
Caso contrario con los apellidos, los cuales han permanecido por generaciones, gracias al sistema legal de identificación, “en este caso el sistema de gobierno ha funcionado a favor de la identidad y conservación de nuestros orígenes, de no existir una orden para identificarnos y preservar los apellidos de nuestros padres, estos ya se habrían perdido”, manifestó Rosales.
La ladinización
Y es que desde la llegada de los españoles hasta la fecha, han existido poderes en el Estado que han intentado mantener al margen a los pueblos indígenas, por ejemplo: el proceso de ladinización en el sistema educativo, de que las mujeres debían dejar su indumentaria original, implementado en 1871, con la imposición de uniformes y el monolingüismo en las escuelas.
“En aquella época si un maya quería estudiar debía ponerse el uniforme y comenzó a verse más en la indumentaria de las mujeres, además de la implementación del idioma castellano”, contó Rosal.
Pero a pesar de ello, los pueblos originarios de nuestro país han permanecido en resistencia por mantener su propia identidad y forma de vida y es ahí, desde la firma de los Acuerdos de Paz que se le ha dado más participación a los indígenas.
Sin embargo, aunque ha habido cambios sociales como los extranjerismos en los nombres, los apellidos siguen intactos. “Un ejemplo es que ahora a los niños ya no les ponen nombres como Tojil, Balam o Chumil, ahora se les pone nombres como Jenifer, Bryan, John, sin embargo los apellidos permanecen; he oído de personas que se llaman John Puac que sería -Juan Dinero- si lo traducimos al español”, ejemplificó Rosales.
¿De dónde vienen los apellidos?
Como se mencionó anteriormente algunos nombres y apellidos están asociados a la naturaleza y a los animales. Por ejemplo, Cuc que quiere decir ardilla, Umul significa conejo, Cumatz que se refiere a la serpiente y Kej quiere decir venado.
En Quetzaltenango, se puede apreciar a los Nimatuj que significa Temascal Grande o sauna grande, Ixquiac que está asociado a las uñas (es decir a uno mismo), Racancoj que significa pata de jaguar, Canastuj que quiere decir avispa amarilla y Quixtán, planta.
En municipios cercanos a la cabecera altense, se pueden apreciar apellidos como Puac (dinero), Colop (lazo), Yacablaquiej (venado madrugador), Yac (gato de monte), Cotom (escarbado o sanjeado) y Pac que se refiere a una especie de cucharón fabricado con jícara.
Otros apellidos están asociados a la naturaleza, como por ejemplo Tzikin que quiere decir pájaro, aunque en algunos departamentos como Sololá adquiere un significado mucho más especial porque se refiere a un gorrión que vive en los bosques de ese lugar.
Otros ejemplos que pueden mencionarse son: Balam que significa jaguar, Tot (caracol), Koj (puma), Choc (zanate), Par (zorrillo), Sanic (hormiga), Cum (ayote).
Existen otros nombres que se derivaron de los oficios u ocupaciones de las familias por lo que era conocida cada persona. Entre estos mencionamos a: Ajanel que significa carpintero, Ajcac es el dueño del fuego (quien ofrece ceremonias mayas), Ajxup quiere decir flautista, Sacalxot es quien fabrica tejas, Tisol significa sastre y Ajtzalam que significa el que trabaja con madera.
Otros tienen que ver con el calendario sagrado maya, principalmente para los quichés y cakchiqueles. El nombre Quiacaín que quiere decir hilo rojo, Toj significa ofrendar, Akabal se traduce como nuevo día y Noj como sabiduría.
Occidente mantiene sus raíces
Según la ONU, la región occidente de Guatemala es una de la pocas que mantiene un alto porcentaje de sus apellidos originarios, no obstante, existe un dato que, aunque no está confirmado científicamente, da cuenta que en los municipio mam hablantes, los apellidos no tienen orígenes indígenas.
El lingüista Obispo Rosal comentó que en el caso del departamento de Quetzaltenango, los municipios del norte tienen esa variante debido a que están más cerca de la frontera, “en Ostuncalco por ejemplo no hay apellidos mayas, si al caso el Aguilón que se relaciona al águila, pero de igual forma se pronuncia en el idioma castellano, eso puede ser un efecto de la ladinización”, refiere.
Los apellidos mayas son un rasgo distintivo, una representación de la espiritualidad, una muestra de que los pueblos originarios están vivos y resistiendo a los cambios sociales. “Para conservar la identidad se debe seguir en la lucha de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, fortalecer los espacios organizados, aportar y fortalecer en todos los espacios que el gobierno lo permita, pero sobre todo exigir dignificación”, acotó el académico.
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