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32 Volcanes para enfrentar la desnutrición con huertos y libros por Incaparina, así trabajan en Xela

Mujeres y hombres con azadones, piochas y rastrillos en mano, trabajan gustosos la tierra para construir huertos con semillas nativas de la región que puedan servir para combatir la desnutrición en sus comunidades.

32 Volcanes cuenta con 25 voluntarios, quienes en su momento fueron becarios y beneficiarios de la entidad.

Mirna Alvarado/La Prensa de Occidente – Fotos/David Pinto

Previo a la formación de los huertos, voluntarios de la Asociación 32 Volcanes preparan a los líderes comunitarios de San Juan Ostuncalco, Cajolá, Cantel y el Valle de Palajunoj, “tratamos de recuperar la memoria de cada comunidad, por ejemplo, hablamos de las fases lunares y de cómo influyen en la plantación de las semillas”, cuenta Carmen Benítez, directora ejecutiva de dicha asociación.

El combate a la desnutrición es apenas uno de los ejes que esta agrupación trabaja, no solo para garantizar la seguridad alimentaria sino para crear comunidades que se desarrollen de forma integral, lo cual incluye la educación, la salud y productividad.

La sede donde se ubica está en la zona 1 de Xela, se han habilitado varios espacios, entre estos, la Librería Santiaguito, también se cuenta con la clínica donde se atiende a personas de la tercera edad.

Recientemente se implementó la producción de semillas de amaranto y haba, estas fueron plantadas en huertos. La importancia de estos productos es que aportan todos los alimentos necesarios para niños con desnutrición, ahora son utilizados para las fórmulas de recuperación de menores afectados.

Benítez, explicó que en actualmente se atiende a 385 niños menores de 5 años con desnutrición, 165 madres de familia participan en la realización de los huertos y son parte del programa de salud y nutrición, en total, son más de 1,100 familias afectadas por la desnutrición.

Además, cuenta con un banco de alimentos regenerativos, no dañinos para la salud y de productores locales como Imap y Senacri, algunos de estos se venden en la Librería Santiaguito.

¿Cómo se fusiona el arte en este tipo de acciones?

“Principalmente recopilamos la información de cada comunidad, las prácticas ancestrales que en su momento formaron parte vital de una comunidad, entonces, nuestro equipo compone canciones, juegos, dinámicas, cuentos y también se les enseña a dibujar y pintar”.

“Por ejemplo, tenemos una canción que habla de las fases de la Luna, en esta se le indica a las comunidades cuál es la fase más adecuada para plantar o cosechar, no es nada nuevo, esto lo sabían los abuelos pero se está perdiendo y es lo que tratamos de rescatar», afirmó Benítez.

32 Volcanes tiene, además, un programa de becas, que en la actualidad son 110 beneficiarios, quienes obtendrán apoyo para estudiar desde la primaria hasta la universidad, también se atiende a 32 niños en la guardería habilitada en el Llano del Pinal.

¿Cómo se financian las becas?

“Algunos fondos los obtenemos de entidades de Estados Unidos y Noruega, aunque por la pandemia este apoyo ha mermado, la asociación se sostiene con donaciones, la producción de semillas que se ponen a la venta y ahora hemos implementado un sistema digital que trata del cambio de semillas y productos por medio de un contrato de confianza”, explicó.

El trueque

Lo que hace diferente a 32 Volcanes de otras organizaciones es que busca métodos no tradicionales para agenciarse de alimentos para garantizar la seguridad alimentaria de las familias afectadas por la desnutrición.

Por eso, para mantener el banco de alimentos y hacerse de productos como huevos e Incaparina se implementó el trueque, es decir, el cambio de productos, en este caso se cambian libros por bolsas de atol fortificado.

“Aquí tenemos a un aliado, se trata del artista Bonifaz Díaz, quien utiliza su bicicleta para recorrer las calles de la ciudad o municipios para cambiar libros por Incaparina”, comenta Benítez.

Benítez es médico, se especializó en Salud Pública Infantil, en Reino Unido. En el Instituto de Investigación de Enfermedades Genéticas y Metabólicas de Guatemala, además, estudió Genética Humana, esto le ha permitido adquirir conocimientos para crear estrategias contra la desnutrición.

“El trabajo se da en una red de articulaciones con los líderes comunitarios, facilitadores, trabajadores de 32 Volcanes, técnicos de salud rural y organizaciones como Senacri”, refirió.

El origen  

32 Volcanes es una asociación que tiene 30 años de vida bajo la tutela de otras entidades no gubernamentales, pero no fue sino hasta hace dos años y seis meses que adquirió su personería jurídica y se convirtió en una organización independiente, cuenta con 25 voluntarios, quienes en su momento formaron parte de los beneficiarios de la asociación.

“Algunos voluntarios que ahora trabajan en la conformación de huertos, en el pasado fueron beneficiados con los programas sociales, somos exbecarios y hay quienes que estuvieron en la guardería, la mayoría de los que trabajamos aquí recibimos y ahora queremos dar un poco de lo que recibimos”, manifestó Benítez.

En el caso de Verónica Pérez, actualmente enfermera profesional de la entidad, en su niñez fue parte de los beneficiarios de la guardería. Pérez ayuda en la creación de los huertos.

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Del trueque «libros por Incaparina»

La asociación ofrece la alternativa de trueques, que consiste en Incaparina  a cambio de semillas, libros o cursos digitales, para esto, el artista Bonifaz Díaz brinda el servicio de recoger a domicilio la donación, pueden contactarlo al 4269-0776.

Bonifaz Díaz en una ocasión pedaleó por la región montañosa de Quetzaltenango, 2,330 metros (7,640 pies) sobre el nivel del mar, para entregar un libro de sociología a una maestra de la zona. Regresó con cuatro cajas de Incaparina.

La gente elige un libro donado y a cambio entrega cajas o bolsas de Incaparina. Al facilitar el trueque de libros por alimentos visitando las casas de la gente, Díaz, de 44 años, se asegura de que las donaciones sigan llegando y ayudan a combatir el hambre en muchos hogares.

Algunas veces, Bonifaz arrastra una carreta donde transporta hasta 57 kilos (125 libras) de comida, ha llegado a recorrer hasta 60 kilómetros para entregar en una localidad montañosa y el camino con lodo.

La importancia de obtener este alimento es porque genera los nutrientes necesarios para recuperar, especialmente a los menores de edad de la mal nutrición, medio kilo de Incaparina equivale a 24 comidas y tiene un costo de 9 quetzales, un equivalente a $1.15.

Aunque es relativamente barata, para las familias a las que sirve la organización 32 Volcanes, es un recurso que no se tiene, pues los ingresos diarios del 97 por ciento de estos hogares no alcanzan para cubrir ese gasto.

La iniciativa tiene impacto

El programa de trueques comenzó a funcionar hace casi un año, al cual se han sumado otros dos ciclistas. Abundan las donaciones, desde libros a objetos artísticos los que son canjeados por distintos tipos de alimentos nutritivos como amaranto.

Díaz planea seguir colaborando con el programa a pesar de que él también enfrenta problemas económicos, desde que la compañía de teatro que fundó con otros se vio obligada a cerrar por la pandemia.

De acuerdo con un informe epidemiológico presentado por el Ministerio de Salud, en las primeras 17 semanas de 2019, en Quetzaltenango, se registró un acumulado de 174 casos de desnutrición aguda en menores de 5 años, pero para 2020 en la misma cantidad de semanas la cifra se incrementó a 828, se estima que este año estas cifras aumentaron, aunque aún no hay datos oficiales.CAJA

Cómo ser parte

Para unirse a la iniciativa y ser voluntarios o donar herramientas para los huertos, así como alimentos. Más información sobre otras formas de involucrarse en el proyecto llamar al 7763-0736 o al WhatsApp 4747-6722.

 

La gente elige un libro donado y a cambio entrega cajas o bolsas de Incaparina           

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