Una de las tradiciones propias de los quetzaltecos es el conocido “Robo del Niño Dios”, un pretexto para unir más a las amistades y armar una celebración con marimba, sones, comida y bebidas.
José Racancoj/La Prensa de Occidente
Una serie de tradiciones marcan la Navidad en la ciudad de Quetzaltenango, desde las posadas, la elaboración de nacimientos, la visita de los niños el 25 de diciembre, la quema de cohetillos, los paches, y otras que ocurren cada año con menos frecuencia: “el robo del Niño Dios”.
Se le conoce como robo, pero en realidad se trata de una tradición en la que una persona, o grupo, llega a una casa el 25 de diciembre para visitar el nacimiento y, aprovechando un descuido del propietario (o en todo caso lo entretienen), toman la imagen del Niño Jesús del pesebre y se lo llevaban, para devolverlo después en medio de una fiesta.
Desde el siglo XIX
Se trata de una costumbre muy antigua; de hecho, hay documentos de hace dos siglos, en los que se hace referencia a una celebración por la entrega de una imagen del Niño Dios que había sido tomada de un nacimiento.
“Esta costumbre nace en 1880 y se llega a enraizar entre las décadas de 1940, 1950 y 1960, pero ahora ha ido desapareciendo. Actualmente, la población no va mucho a ver nacimientos a otras casas, como se hacía antes, y era ahí donde se daban los robos de las imágenes”, explicó el historiador y cronista oficial de la Ciudad Altense, Francisco Cajas.
Aunque esta costumbre aún se da en algunos sectores de Xela, se ve más en algunos municipios. “Antes había muchos ‘robos’, pues lo que se buscaba era hacer fiesta, a la cual se le conocía como ‘de confianza’, pues tanto el dueño del Niño como quien lo tomaba y entregaba llevaba a sus invitados”, detalló Cajas.
Así es la tradición
Luego de que el Niño Dios era tomado del belén, de acuerdo con Cajas, por lo general el propietario al percatarse preguntaba para qué se lo llevaban y le respondían que para entregarlo con una fiesta.
La tradición dictaba que la entrega debía realizarse el domingo previo al primer viernes de Cuaresma, aunque esto también ha cambiado en la actualidad.
El día de la entrega se oficiaba una misa, luego de la eucaristía se trasladaba la imagen del Niño Jesús en una canasta, ya sea a pie o en carro, a su hogar, donde se procedía a la entrega.
De acuerdo con la costumbre, quien robaba la imagen debía poner la marimba, mientras que el dueño, hacerse cargo de los paches. Por ello, tras la entrega, comenzaba a tocar el conjunto marimbístico, y antiguamente solía hacerlo con la Marcha Quetzalteca, luego de que se servían algunas bebidas se agasajaba a los asistentes con los paches.
“Eran fiestas muy alegres, pues las casas lucían adornadas. Es una tristeza que estas tradiciones se vayan perdiendo con el tiempo”, señaló Julio Quijivix, vecino de la zona 1 altense. Agregó que el año pasado, fue robado un niño en la casa de uno de sus vecinos, sin embargo, se entregó sin mayor festejo.