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Martín Ixcot: “Nuestra sociedad en Quetzaltenango es muy elegante, quieren estar bien vestidos, a la moda”

Vestir con elegancia es una característica de la sociedad quetzalteca, aseguró un experto local en el mundo de la sastrería. Él lleva más de seis décadas involucrado en la confección de trajes y fue fundador, junto a su hermano, de uno de los negocios dedicados al buen vestir más reconocidos en la ciudad altense. 

José Racancoj/Fotos David Pinto/La Prensa de Occidente

Para lucir un traje o “tacuche”, como le llaman en Xela, antes, se debía buscar el estilo, la tela, el color y el corte; las tendencias de la moda estaban en la revista GQ, que los sastres tenían en sus talleres y lo mostraban al comprador.

Para tal ocasión, cada familia tenía su sastre conocido, quién les dejaba el corte a la perfección. Uno de ellos, es don Martín Humberto Ixcot Batz, quien se ha dedicado durante más de 65 años a la creación de prendas de vestir.

A sus 76 años, Ixcot Batz continúa trabajando en la confección de trajes, de hecho se ha ido instruyendo en aspectos de corte y acabados de prendas.

Nada como hecho a medida

Los tiempos han cambiado, las tiendas ahora ofrecen trajes terminados, solo escoger el color, el modelo, la talla y listo. Los trajes traídos de China han resuelto el problema, en comparación a un traje mandado a hacer, son más económicos.

Pero ese no es el caso de los sastres que ven su profesión como un arte en la creación de prendas de vestir que son exclusivas para cada cliente, pues están hechas a mano y a su medida y con los detalles que pide el cliente. Es más, en la etapa de la confección, los clientes llegan a tallarse el largo de la manga, la cintura, el pectoral y el largo, hasta sentirse cómodo, cuidando la caída del pantalón, que debe ser impecable.

En el caso de don Martín, su amor y su vocación por la sastrería la descubrió de pequeño. “Cuando era niño, mis padres quisieron que aprendiera a ser zapatero, pero dentro de mi ser yo no quería, no me agradaba. Yo ya venía para ser sastre, es mi vocación y trabajo con amor”, indicó Ixcot.

A los nueve años empezó como aprendiz, a los 14 ya era un operario con el conocimiento necesario para la costura. Años después, él y su hermano José Pedro Ixcot Batz, a quien le apasionaba el mismo arte, iniciaron una aventura en el mundo de la costurería, la cual se extendería por décadas.

“Él (José Pedro) trabajaba por la calle Real del Calvario (4a. calle, zona 1), me contó que había un local desocupado y me preguntó si me animaba o si nos asociábamos para poner una sastrería, como ya tenía experiencia, le dije que sí”, cuenta don Martín.

Con 18 años, y su hermano de 20, deciden abrir por primera vez el taller en la Calle Real del Calvario, justo donde inicia la diagonal 12. En ese lugar estuvieron por más de 55 años, así fue como nace Sisometro el 11 de diciembre de 1966.

El nombre surgió después de abrir el local, Sisometro es la unión entre un instrumento que sirve para medir el cuerpo de los clientes, además, se trata de una palabra compuesta por sisa (corte curvo hecho en el cuerpo de una prenda de vestir que corresponde a la parte de la axila, según la RAE) y metro.

Martín & Company

Los hermanos Ixcot comenzarían de esta manera a trabajar unidos, la especialidad de don José Pedro eran los sacos, mientras que la de don Martín eran las chumpas y pantalones. “Logramos hacer una mancuerna muy buena”, comentó don Martín, mientras recuerda a su hermano, quien falleció hace aproximadamente cuatro años.

Tras el deceso de José Pedro, quien tenía los derechos de la marca Sisometro, don Martín llegó a un acuerdo con sus sobrinos, los hijos de su hermano, para que ellos conservaran el nombre y siguieran con el legado de su padre, mientras que él, con el negocio de la sastrería bajo el nombre de Martín & Company.

“En honor a mi hermano y para ayudar a mis sobrinos, cedí el nombre de Sisometro para que continuara con ellos, los hijos de mi hermano, y hay armonía”, explicó el entrevistado.

Tanto Sisometro como Martín & Company se ubican en la 15 avenida de la zona 1, Centro Histórico de Xela, solo algunas cuadras son los que los separan.

Nunca es tarde para aprender

Ixcot continúa laborando en la creación de prendas, de hecho se ha especializado en los trajes completos, principalmente desde que falleció su hermano, quien era el que manejaba el arte de los sacos. “El sastre que es sastre es el que hace sacos, eso me puse a meditar, tuve que comprar mi método, estudiar el arte del corte del saco y ahora sí puedo decir que soy sastre”, comentó mientras sonreía.

“Porque quien hace pantalones es pantalonero, y chumpas chumpero, pero no es sastre. Y yo así lo viví, era un pantalonero y chumpero, pero sastre no porque el mero sastre era mi hermano, pero con el esfuerzo y necesidad hoy sí puedo decir que soy sastre, porque ya tengo el conocimiento del corte, de la confección de un saco”, agregó y explicó que nunca es tarde para aprender, de hecho, una de sus pasiones actuales es la lectura, le gusta leer revistas, métodos, capacitarse e instruirse más para ampliar sus conocimientos.

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Del traje holgado al slim

Desde aquellos inicios, a mediados del siglo pasado, hasta la actualidad muchas cosas han cambiado en la confección y diseño. Antes los clientes preferían los trajes holgados, largos y traslapados, pero esto ha sufrido un cambio, actualmente muchos hombres prefieren el corte slim (apretado), es tallado y corto, con pantalones pegados. “Ha habido cambios, pero nos adaptamos. Recordemos que el imperio de la moda viene de Europa y nosotros debemos seguir con la moda de lo que está en el mundo”, expresó.

Lo que piden los quetzaltecos

En el caso de los estilos, los quetzaltecos prefieren los dos botones, con una abertura, y en el caso de los sacos sport, con dos aberturas, llamados también “pijazos”, con telas a cuadros.  “En Quetzaltenango los clientes son muy sensatos con sus colores, prefieren los oscuros como azul marino o negro. Con los colores no ha habido muchos cambios pero con la confección, sí”, manifestó Ixcot.

En el caso de los instrumentos para la creación de los trajes, hay grandes cambios. Don Martín recuerda que cuando comenzó utilizaba una plancha de carbón, para lo cual se debía comprar el carbón, ocote y prepararlo cada mañana. Ahora se utilizan planchas eléctricas. “Las máquinas solo eran de pedal, todo instrumento ha evolucionado, hoy tenemos planchas eléctricas, las fusionadoras han cambiado”, señaló.

El tiempo para elaborar una prenda también ha disminuído, por ejemplo, antes tomaba unos dos días terminar un saco, pero ahora está listo en un día o incluso en unas 6 o 7 horas.

Una sociedad elegante

Aunque por la pandemia la demanda de trajes disminuyó, se ha ido recuperando en los últimos meses. “Nuestra sociedad en Quetzaltenango es muy elegante, quieren estar bien vestidos, a la moda y eso se mantiene”, refirió.

De acuerdo con don Martín, para el éxito en este negocio ha sido clave el servicio al cliente, la puntualidad y la confección bien hecha.  Pero no solo eso, sino que se requiere amor al trabajo, perseverancia y conocimiento, así como tener planes sensatos.

“A los jóvenes sastres le digo que sean honestos, cabales y le tengan amor a su profesión, todo trabajo es bendecido, les sugiero que sean muy leales, que seamos nosotros el ejemplo del vestir”, apuntó don Martín Humberto Ixcot, quien continúa su legado bajo el nombre de Martín & Company, en compañía de sus dos hijas, quienes se encargan de elaborar otras prendas.

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