Cantado y gritado en protestas y eventos políticos en todo el mundo, desde Latinoamérica hasta España y Francia, es la canción chilena compuesta en 1973 por el grupo Quilapayún.
Redacción/laprensadeoccidente.com.gt
La célebre pieza compuesta y escrita por Sergio Ortega Alvarado del grupo chileno Quilapayún semanas antes del golpe de Estado de 1973, se ha convertido en una de las canciones más famosas y versionadas donde, su canto es sinónimo inmediato de protesta, descontento, esperanza y lucha.
Transcurría el año 1973 en Chile y la situación política estaba extremadamente polarizada. El gobierno de la Unidad Popular, liderada por Salvador Allende, vivía momentos difíciles, incluso se rumoreaba la posibilidad de una guerra civil.
Marchas, cacerolazos, paros y multitudinarias protestas eran la tónica de esos días.
Fue entonces cuando, en medio de la ebullición, el compositor y pianista chileno, Sergio Ortega, decidió crear una canción con el fin de participar de alguna u otra manera de lo que estaba sucediendo, con la colaboración del grupo musical folclórico Quilapayún, activo simpatizante y defensor de Allende.
«Hay muchas canciones que tú creas y que después se mueren solas. Hay otras que no sabes por qué se transforman en algo más de lo que tú pensaste. Y ese es el caso del pueblo unido», expresa Ortega.
La primera vez que la cantaron fue solo tres meses antes del golpe y frente al palacio de gobierno de Chile -La Moneda-, en el contexto de una marcha de mujeres «allendistas». Lo hicieron con el texto en la mano, pues no se sabían la letra de memoria.
Luego del golpe militar, los miembros de Quilapayún tuvieron que vivir en el exilio durante los años que duró el régimen de Pinochet (17 años).
La carrera musical de Quilapayún en el extranjero siguió con éxito y «El pueblo unido jamás será vencido» comenzó a contagiarse en varios países, especialmente en Francia, donde varios vivían en el exilio, y Alemania.
En varios de los conciertos que ofrecieron internacionalmente, el público les pedía terminar con esta canción. Así sucedió, por ejemplo, en Londres en septiembre de 1975, en medio de un tributo al cantautor chileno Víctor Jara.
Así, poco a poco se fue convirtiendo en un himno de protesta mundial. Algo que no estaba para nada contemplado en los planes de Quilapayún.
«No la hicimos para que después se convirtiera en la canción emblema. La hicimos simplemente para que Chile no entrara en guerra civil porque hubiera sido un desastre», recuerda Quezada.
La canción sigue vigente hasta el día de hoy. De hecho, durante las recientes protestas de los «chalecos amarillos» en Francia, resonó en varias de las reuniones de los manifestantes. También ha pasado en otros lugares completamente alejados de Latinoamérica, como Irán.
En Guatemala “El pueblo unido jamás será vencido” es el himno de todas las protestas.
Con información de BBC y América Economía.
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