Las cúpulas de la Catedral de Quetzaltenango, de la Virgen del Rosario, patrona de los quetzaltecos, es la atención de los turistas ícono de la ciudad altense, están dañadas y su reconstrucción necesita tiempo y dinero. Esta es la situación.
Por Pablo Barrera/La Prensa de Occidente. Fotos de Pablo Barrera y David Pinto.
La construcción de la Catedral de Quetzaltenango se inició el 19 de mayo de 1532 con la influencia arquitectónica paleocristiana, neoclásica y colonial, especialmente la fachada. Se conoció como la Catedral de los Altos, y se construye con motivo de la celebración de las fiestas del Espíritu Santo, con la presencia del obispo Francisco Marroquín, fue la segunda iglesia erigida en Guatemala, según el libro “La historia de Quetzaltenango”, de Héctor Arango Polanco.
El 16 de septiembre de 1954 se inauguraron las tres naves principales de la nueva Catedral Altense, según documento de la USAC sobre la Plaza Mayor de la ciudad de Quetzaltenango y su reconfiguración histórica (1872-1940) presentada por Omar Maldonado Valle (1998), página 126.
Patrimonio altense.
La Catedral ha tenido varias transformaciones desde su edificación, el 19 de mayo de 1532 cuando se inicia, y cuya fachada aún se encuentra en pie, a pesar de diversos sismos y fenómenos naturales. En 1765 sufrió serios deterioros por un terremoto. En 1853 otro fenómeno natural provoca serios daños a la estructura de la edificación. Debido a ello, en 1898 se acordó la demolición del templo estilo colonial, conservándose únicamente la fachada y erigiéndose el templo que actualmente conocemos.
Las cúpulas de la Iglesia sufrieron serios daños por el terremotos de junio y septiembre de 2017, pero aún antes de ocurridos, en la estructura ya se tenía un deterioro.
«He estado en el proyecto desde febrero del 2017, o sea, antes de los terremotos de junio y de septiembre», dice Fernando Huitz, arquitecto encargado de la inspección de la estructura.
Los movimiento de la tierra no los tomaron de sorpresa, ya se había medido las cúpulas tanto de exterior como del interior, las plantas y toda la estructura que presentaban daños, ya que se tenía la intención de restaurarlas, dice el arquitecto.
Va para largo
El tiempo para poder restaurar la estructura se calculaba en 4 años y se requeriría Q4 millones para realizarlo. “Lo que era un daño moderado pasó a ser grave, y lo que era grave, pasó a ser gravísimo”, afirma Mario Domínguez, sacerdote de la Catedral. “Los daños pequeños se volvieron notables”, añade Huitz.
“Debido a que esta no es una construcción común en Guatemala, su tratamiento es particular y su restauración es especial. Se necesitan estudios especiales que no se realizan comúnmente en el país para tales efectos”, reitera el arquitecto.
El trabajo puesto en marcha ha consistido en intervención de grietas e identificación de daños y estudio de análisis estructural. En estos últimos, se han tenido atrasos debido a que no se cuentan con resultados de los estudios de la mampostería de la estructura, que están a cargo de Cempro, laboratorio especializado de Cementos Progreso en la Ciudad Capital.
Preventivos
«Las estructuras con las cúpulas deterioradas, nos dimos a la tarea de apuntalarlas, reforzarlas en sus arcos, en los lados donde sea posible», cuenta Huitz. También se cubrió las cúpulas con nylon y mallas, se amarraron con cables de acero para que en momento de ocurrir un sismo nuevamente, las grietas no se abran más. Esto también le da cierta elasticidad”.
Dos caminos:
Cuando el laboratorio responda a el ingeniero estructural, se harán más estudios, dependiendo del resultado de la mampostería, si es lo suficientemente fuerte y sólida se restaurarán las cúpulas, de lo contrario se construirían nuevas. Por ello se esperan los resultados.
Si se realizan nuevas cúpulas, el ingeniero deberá prever qué tipo de materiales son los adecuados para que la estructura no sea muy pesada, si se restaura, igualmente el ingeniero deberá determinar qué tipo de refuerzos se utilizan.
Estudios necesarios
«Para poder conocer más sobre la estructura del edificio, primero se hace un análisis elástico de su movimiento y cómo se comporta, posteriormente un análisis estructural, pero se necesitan resultados de laboratorio. El edificio tiene elementos de piedra básicamente, ladrillo y piedra caliza», explica el ingeniero Julio Armas, encargado de los análisis técnicos de la edificación.
Los laboratorios en Guatemala estudian más el block y el concreto, no tanto la mampostería u otros materiales de los cuales está compuesta la Catedral. Estos estudios se realizan mayormente en México y otros países. «Logramos sacar dos prismas de ladrillo que el laboratorio de Cempro están analizando»
Luego de ello, se realizarán modelos virtuales para saber el comportamiento del edificio con programas en 3D, sobre todo de la geometría, momentos de inercia y centros de masa», agrega Armas. «Nosotros calculamos que en tres meses tenemos resultados» reitera. «El mayor problema es el contacto de las cúpulas con la bóveda del cañón o río que tiene el templo», dice Armas.
“El proceso de restauración va muy lento, porque son dos procesos, uno es de autorización que no lo tenemos todavía; lo que se ha hecho, es el trabajo de entarimado y protección del área y lo que es la impermeabilización de las dos cúpulas más dañadas”, comenta el párroco de la Iglesia Catedral, Mario Domínguez.
“El otro aspecto es que aunque tuviéramos la autorización, tampoco tenemos asegurado todo el dinero que se necesita. No lo tenemos”.
“El proyecto que tenemos para recaudar dinero es hacer una rifa en diciembre, rifar un carro, una bicicleta y otros artículos más, para que la población nos pueda ayudar en ese sentido”, agrega Domínguez.