Luis Juárez Quixtán, músico condecorado en Europa, habló con la prensadeoccidente.com.gt sobre su origen, su carrera e influencias.
Adrián Velásquez/laprensadeocidente.com.gt -Fotos de Fan Page Luis Juárez Quixtán.
Luis nace un 29 de septiembre de 1984 en la ciudad capital, descendiente de la pareja conformada por Efraín Juárez y Gloria Quixtán, quetzaltecos. Son tres hermanos, una mujer y dos hombres, cuando tenía 13 años estudiaba en el Colegio Preuniversitario, su hermano compró una guitarra y a Luis le “gustó mucho de manera natural”, expresa; sumado a que su papá era “un amante de la música. Yo más pienso que por ahí, habrá sido algo heredado, pero nadie en la familia era músico. Mi hermano pues estaba empezando”.
Estudió ingeniería en la Universidad de San Carlos, al año y medio abandonó para dedicarse a la música. Actualmente es concertista y ha dado clases de guitarra clásica en el conservatorio de Música Marne et Chantereine, de París. Su carrera como guitarrista y concertista de música clásica lo ha llevado a presentarse en Suiza, Alemania, Turquía, Japón, Dinamarca, Francia, España, Perú y en Guatemala.
¿Cómo comienza su carrera como músico?
Hubo muchas etapas. La primera era… solamente el interés de tomar clases con algunos profesores cercanos. En una iglesia tomé clases y cuando creció mi interés ingresé al Conservatorio Nacional de Música. También estudié con William Orbaugh. Cuando tenía 17 o 18 años tuve la idea de viajar fuera de Guatemala. Eso fue gracias a uno de estos profesores que me recomendó buscar la manera de salir de Guatemala.
Entonces me dijo: «Mirá, es mejor irse porque por el momento la cosa no está tan interesante aquí para educarse en guitarra clásica”. Así que ya con esa idea fui buscando, en dos mil creo, ya tenía 21 años, me dieron una beca para ir a estudiar a París.
¿De Guatemala a París de una vez?
Exacto.
¿Ya daba conciertos usted o integraba algún grupo?
Sí. Yo di varios recitales aquí en Guatemala antes de irme, regularmente tocaba solo. Eso fue parte del proceso, luego que me fui a Paris.
Guitarra clásica me dijo.
Exacto.
¿Nunca le llamó la atención tocar rock and roll?
Sí, claro. Me fascina heavy metal. Y llegué a tocar un poquito de guitarra eléctrica, más que todo fue mi hermano. Y sí, me gusta mucho. Incluso toqué tropical, un poco de salsa. Fue muy bonito. A mí me gusta ese tipo de música.
¿Participó con grupos pop como Viento en contra o Bohemia Suburbana?
No, nada qué ver.
¿No era su mundo?
Justamente las dos bandas que menciona, no sé por qué, quizás por los amigos que tenía nunca los escuché. O sea, no, y hasta el momento no los escucho. Era más de música clásica, era lo que yo estudiaba y lo que más me interesaba, no había ninguna conexión en ese momento.
¿Y con la Orquesta Sinfónica?
Tampoco, porque ellos ya eran súper profesionales y yo era un estudiante.
De Guatemala a Francia es un gran cambio.
Sí.
Cuéntenos un poco de cuando llegó a Francia
Llegué directamente a París. Yo apliqué a muchos sitios en Europa. Me habían aceptado en dos conservatorios en Holanda un año antes, pero no tenía dinero para viajar.
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¿Solo aplicó a Europa?
Me habían aceptado también en Argentina. Mandé muchas solicitudes a varios conservatorios y después de ser aceptado, el proceso era buscar financiamiento. El financiamiento justamente me sale para ir a estudiar a París. Entonces cuando voy directamente a París el choque fue muy, muy fuerte, muy grande, porque la cultura es completamente distinta. Por ejemplo, el idioma, yo no hablaba nada de francés. Hablaba muy poco inglés. Yo acá vivía con mis padres y allá era ir a vivir directamente solo, se imagina. Fue una aventura muy grande.
¿Cuántos años tiene de vivir en París?
Como entre 12 y 15 años.
¿Qué es lo que un músico como usted va a aprender allá?
Mucho. Digamos que mi nivel todavía era bastante bajo. Por ejemplo, una es el contexto, es gente que está dando conciertos; un profesor, tuve un montón, eran súper conocidos, que daba conciertos y algunas veces decían: «Miren, muchá», por ejemplo: «en dos semanas no tenemos clase porque me voy de gira». Otro ejemplo, decían: «Miren, muchá, no hay clase porque voy a ser jurado en Alemania», Entonces, se va a Alemania a ser jurado de los mejores concursos de guitarra del mundo u otro que no llega porque está compitiendo en Japón. Entonces, esas cosas, obviamente que ya juegan, porque uno empieza a estar en otro contexto. Obviamente, la educación, la calidad, la exigencia. Cosas que de pronto uno no se fija.
¿Qué más puede comentar de su expericia?
Cuando llegué en los primeros tres, cuatro años, iba prácticamente todas las semanas a unos tres o cuatro conciertos de música clásica. Y eran gratis porque como estudiante no tenía mucho dinero, en esos conciertos uno aprende mucho porque son conciertos de altísimo nivel. No sé cuántos conciertos habré asistido a ver de los mejores músicos del mundo. Eso le llena a uno de información que, obviamente, uno intenta aplicar cuando toca.
Cuando usted habla de los mejores músicos del mundo, ¿como qué nombres?
Recuerdo el primer concierto al que fui, de guitarra, que no era clásica pero me impactó, Paco de Lucía.
Ah, Paco de Lucía.
Paco de Lucía, estar ahí en frente. Sí se queda como que, guau, Y luego, las orquestas, los directores. Por ejemplo, yo asistí a varios concursos de Rostropovitch.
Rostropovitch…
A varios concursos de Chopin, fui al que se organizaba justamente en mi escuela, que era el Internacional de París. Yo era amigo de uno de los organizadores, que era… ay Dios, era un polaco fantástico… un tipo ya grande. No sé cómo explicarlo el estar en contacto con toda esa gente, ir a verlos, conocer un poco de la historia de ellos. Verlos en vivo cuando se podía. Estar con esa gente es magia.
¿Usted tiene alguna influencia de alguien en especial?
Sí. Tenemos influencia de lo que escuchamos, de lo que vemos, por ejemplo, en nivel de guitarra, yo admiro muchísimo a Gabriel Bianco, a Jérémy Jouve, a Thomas Viloteau, a Judicaël Perroy. Con tres de ellos, por ejemplo, yo tomé clases. Los ubico entre los diez mejores casi que del mundo, quizás.
La música clásica en guitarra no la frecuento. Pero sí me gusta escuchar a Paco de Lucía. Lo vi un par de veces. He estado en conciertos de Al Di Meola. Disfruto «Una noche en San Francisco» de John McLaughlin, Al Di Meola y Paco de Lucía, me fascina.
Eso es el cielo, usted. Eso es el cielo, Adrián.
¿Eso es lo que usted llama bueno? ¿O lo ve como «esos son tres locos que están… están jugando»?
Pues, a ver.
¿Hay diferencia? ¿O cómo ve usted?
Ah, es demasiada diferencia. Es como comparar un deporte con otro. Haciendo la analogía.
Sí.
En el campo clásico, hay que ver que hay muchas épocas. Por ejemplo, lo que hace Paco de Lucía a mí me parece sorprendente con el flamenco y me parece único. Y para mí es un genio, yo creo que es el mejor guitarrista. Mi preferido de todos. Es, obviamente el genio. El flamenco que tiene un idioma muy característico, sobre todo que él es creador. Luego, hay que entender que la música clásica, estamos hablando que son 600 años de historia en la guitarra. Y podemos irnos un poquito más atrás. Obviamente que en esos 600 años habrá todo tipo de música que corresponde a la historia, al contexto de cada época. Entonces, hay piezas que son muy tranquilas, hay piezas que son realmente revolucionarias. Y, últimamente, hay piezas que son prácticamente incomprensibles. Es demasiado complejo, muchos sonidos que buscan hacer que sea experimental de alguna manera. Y que buscan solamente generar como que ciertas impresiones sonoras, pero ya no tienen, digamos, un discurso musical claro, por decirlo de alguna manera.
La música, por ejemplo, que hacen esos tres genios, que es una maravilla, es como… Para mí es así como el top, pero hasta cierto punto. O sea, es que es genial. Es como cuando usted está con una novia y está súper enamorado. Hay mucha pasión y está loco. O cuando está con amigos corriendo y sube la montaña y así, guau. Y está la otra parte de la música. Como la vida, ¿no? Que es cuando uno está con la mente en silencio. Y que, de pronto, es algo mucho más profundo. Como si, quizás, usted se queda viendo las estrellas o la luna. O lee un poema y se queda como en un estado tranquilo. Mucha de la música clásica tiene eso, que puede llegar a ser mucho más profunda, que no es tanto una excitación, o una pasión, una locura, sino puede ser algo profundamente que a usted le toque el alma, que usted quiera llorar solamente de felicidad.
¡Uf! Que forma de describir los conceptos
Yo soy más de escuchar los dos, porque para mí los dos son genialidades. Y que en la música clásica hay ciertas obras que tienen ese tipo de locura y este tipo de forma, pero, como le digo, todo depende de qué parte de todo el repertorio tomamos. Retomando el ejemplo de estos tres chicos, que lo que hacen esos tipos es formidable. O sea, para mí es la monstruosidad, la hermosura de la guitarra. Y que no se limita a eso, ¿verdad?
¿Usted ha escuchado a Steve Howe de Yes?
No.
¿Y a Steve Hackett que fue de Genesis?
Hackett, de Genesis. Fíjese que no, pero lo voy a anotar porque siempre que me hablan de él… Lo voy a anotar.
Steve Hackett ha publicado música clásica en guitarra, tiene obras propias. Genesis es un grupo de rock progresivo, excesivamente bueno.
Ajá, lo tengo. Ya lo tengo anotado.
Usted viene a Guatemala y he visto que ha grabado El rey quiché, el Paabank, y la Luna de Xelajú.
Uhum.
Se oye muy fino, ¿qué más ha grabado
Mire, hay un montón de grabaciones. Justamente, ahorita estaba hablando con un amigo de eso. Grabé muchas piezas y tengo muchas grabadas que no se han publicado ni en videos ni nada. Que los tengo solamente para mí. Mucha música clásica, gran parte de los repertorios que he trabajado. Estos arreglos que usted me menciona, los hice porque es música que a mí me gusta. Que no voy a decir que toda la música de marimba me gusta, porque sería una mentira.
Claro.
Luna de Xelajú es así como que, guau, y uno estando fuera, es como que el himno de Guate, literalmente. El rey quiché a mí me gusta mucho. Y me gusta mucho por los sones y por las fiestas de Xela, porque lo ponían y la gente bailaba. Y yo vi a mis padres bailando, entonces eso a mí me llena. Pero también hay sones que a mí no me gustan.
También tiene música de Atahualpa Yupanqui
Mmmm… Tipazo.
¿Usted ha pensado en grabar, por ejemplo, de Astor Piazzolla?
Sí. Yo estuve en un quinteto… Bueno, de Piazzolla creo que tengo un video, Libertango… Sí, creo que tiene que haber uno o dos en YouTube. Y luego, con un trío de amigos grabamos también Libertango. Luego, yo toqué tangos, eso fue hace unos siete años, quizás, que estaba en un quinteto con gente de París, y tocamos los quintetos originales de Piazzolla. Usted seguramente conoce que Piazzolla tenía su quinteto y todo, ¿no?
Sí, cómo no.
Entonces esos, los originales, los tocábamos. Fue muy bonito el proyecto. Fue muy lindo, pero lamentablemente se acabó porque cada quien tenía pues… sus visiones un poco de lo que quería hacer. Dimos varios conciertos y grabamos, pero son grabaciones que nunca las publicamos.
¿Y cómo es que usted hace clic con Sara Curruchich?
Resulta que la había escuchado mencionar, el año pasado, como en el mes de febrero me escribieron, me dijeron que ella iba a estar en París, en Europa, dando una pequeña gira, y que de pronto yo podía acompañarla, buscaban algún músico que la pudiera acompañar. Me mandó las canciones que iba a tocar, yo hice más o menos unos arreglos y nos juntamos a hacer un ensayo. Luego, al día siguiente, fue el concierto que dimos en París, que salió muy bien. La verdad salió muy bien. Ella es una cantante muy buena. Me gusta mucho su trabajo.
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