Los artistas Benvenuto Chavajay y Aurora Chaj, comentan que la pandemia es una oportunidad para reencontrarse con la ancestralidad y consigo mismos, además de convertirse en el momento propicio para iniciar nuevos proyectos.
Por Mirna Alvarado
Benvenuto Chavajay es originario de San Pedro la Laguna, Sololá ha viajado por el mundo demostrando su talento, él es pintor, escultor y escritor. Se tatuó la cédula de vecindad de Doroteo Guamuch Flores en la espalda, como una manera de protestar ante la vigencia del Documento de Identificación Personal (DPI).
Cuenta que desde que inicio la pandemia regresó a su municipio, donde se reencontró consigo mismo y con su arte. “Me considero un exescultor y expintor, porque ya tenía mucho tiempo de no hacer nada, ahora me he dedicado a pasar más tiempo con mi familia y hasta he vuelto a pintar”, explica.
Aunque las condiciones son difíciles debido a las restricciones gubernamentales, Benvenuto Chavajay, identificó varias paredes donde inició su proyecto de murales.
“No podemos hacer exposiciones de arte porque no está permitido, pero si podemos reconciliarnos con nosotros mismos, podemos volver a la nuestras raíces, a valorar la naturaleza y a respetarla”, señala.
Agrega que esta es una oportunidad para volver a adoptar las actividades que realizaban los antepasados, “nuestros abuelos utilizaban el trueque, eso podríamos empezar a implementar en estos momentos”.
Aurora Chaj explica que la pandemia le ha llevado a iniciar nuevos proyectos, como impulsar su música por medio de diferentes plataformas digitales para hacer escuchar su voz.
Aurora es una de las pocas mujeres mayas que han logrado ocupar un lugar en la agenda nacional, pues a demás de ser cantautora, es gestora cultural, es arquitecta y emprendedora social.
Al igual que Chavajay no puede realizar presentaciones públicas para dar a conocer sus canciones, por lo que decidió iniciar el proceso para colocar sus interpretaciones en plataformas digitales para que toda la población pueda apreciarla.
Chaj se inspira en las enseñanzas ancestrales, en la cosmovisión indígena. “Mi música es el reflejo de mi experiencia como mujer y como indígena, somos la voz de las abuelas que en su tiempo no sabían leer, no sabían escribir”, dice aurora.
Para Aurora, esta generación de músicos, pintores y escultores está marcando un hito en la historia, pues con su talento abren espacios para las próximas generaciones que deben luchar para mantener la cultura indígena vigente.
Aunque hoy día el arte desde las comunidades se hace difícil a consecuencia de la emergencia sanitaria, tanto Chaj como Chavajay señalan que la pandemia es una oportunidad para nuevos proyectos que se pueden difundir por medio de la tecnología.