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Despiden a monseñor Rodolfo Colominas

Decenas de quetzaltecos despidieron a monseñor Rodolfo Colominas, durante la misa exequial realizada en la Catedral altense.

José Racancoj/La Prensa de Occidente
Hace más de 50 años, monseñor Rodolfo Colominas fue ordenado sacerdote en la Catedral de Los Altos de Quetzaltenango. En este mismo templo, este viernes se realizó una misa exequial luego de su deceso, ocurrido ayer.

Con la presencia de sacerdotes de diversas parroquias, se llevó a cabo la santa eucaristía a la que asistieron decenas de feligreses católicos, quienes se despidieron de monseñor, quien fue párroco y guía en diferentes parroquias en Xela, como El Calvario, Nuestra Señora de La Merced y San Bartolomé.

También estuvo en iglesias de San Juan Ostuncalco y el viejo Palmar, Quetzaltenango, así como en Retalhuleu y San Cristóbal Totonicapán.

Tras ser velado en el Hogar del Niño Minusválido del Hermano Pedro y las exequias respectivas, sus restos fueron trasladados a Totonicapán, de donde era originario. Allí se realizará una misa exequial y posteriormente será inhumado en el Cementerio General de Totonicapán.

“Monseñor nació en Totonicapán, aunque sus ancestros son extranjeros, uno de sus abuelos era español y su abuela alemana”, comentó el padre Carlos Ibáñez, párroco de San Cristóbal Totonicapán, quien recuerda a monseñor Colominas como un hombre entregado a su servicio, con una fe inquebrantable y muy sencillo.

“Para nosotros monseñor es un referente de fe, es una experiencia de seguimiento y fidelidad en la Iglesia, por lo tanto, para nosotros es una pérdida profundamente dolorosa, porque ha sido un hombre de Dios y entregado al servicio de la comunidad”, comentó Ibáñez.

35 años a su lado
Froilán Ordóñez, quien acompañó a monseñor durante 35 años, se mostró triste por su partida y agradecido con Dios por haber estado a su lado hasta en los últimos momentos.

“Conviví con él desde los 7 años, desde San Cristóbal Totonicapán, luego venimos a El Calvario, estuvimos en La Merced y en San Bartolomé, y por quebrantos de salud estuvo en el Hogar del Hermano Pedro. Durante este tiempo no lo abandoné y le dije que jamás lo iba a dejar hasta que descansara, tuve la dicha de estar con él compartiendo en su lecho de dolor hasta que se fue a la presencia de Dios”, comentó Ordóñez.

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