Durante la pandemia, el pasado 26 de septiembre, las campanas de la Catedral del Espíritu Santo repicaron y el sonido de los cohetillos anunciaron que la imagen de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario, estaba saliendo de su camerín, llevarla al atrio y luego al altar principal de la Catedral para ser venerada.
Ulises Ubaldo Quijivix Yax/La Prensa de Occidente/ Fotos de imagen de David Pinto y Rosarinos.
Gregorio XIII fue quien puso el nombre de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase su día el primer domingo de octubre, aunque la fecha oficial es el día 7, por la victoria de la batalla naval de Lepanto (1571), en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar y por esa razón confiaron en la ayuda de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen.
La imagen de la Virgen del Rosario es de madera tallada, incluyendo el vestido largo con mangas bombachas al estilo del siglo XV, mide aproximadamente 1.65 metros sin corona, con corona casi llega a los 2 metros. Asimismo, tiene un peso aproximado de 200 libras. La veneración a la Virgen del Rosario se debe a la presencia de los Franciscanos Dominicos, que arribaron a esta región en 1524.
No se conoce el autor de la imagen ni el año en que fue esculpida, pero se supone que la escultura pertenecía a una cofradía indígena del barrio La Ciénaga.

Los documentos de la Catedral de Quetzaltenango indican que en 1749 se levantó el primer inventario de los bienes de la iglesia católica, es cuando se ordena la primera corona de la Virgen del Rosario, dando la pauta de la presencia de la imagen en la capilla. En 1767 la Virgen lució su primer manto.
La imagen fue retocada en 1948 por el artista Humberto Garavito.
Una de las fechas más significativas para la historia de la escultura y de Quetzaltenango lo constituyó la visita del papa Juan Pablo II, el 7 de marzo de 1983. En esa oportunidad, el pontífice coronó a la Virgen del Rosario y le obsequió un rosario traído desde el Vaticano.
En la capilla se encuentra una pintura antiquísima en la que se observa al entonces arzobispo de Guatemala Cayetano Francos y Monroy, en la ceremonia de consagración, en enero de 1781.
En 1818, se registra en las actas del Cabildo del Ayuntamiento de Quetzaltenango la novena y procesión de la Virgen como rogativa ante las posibles erupciones volcánicas.