Médicos Sin Fronteras muestran a través de diferentes fotografías cómo hacen frente a la pandemia por covid en el mundo.
Con información de Cultura Colectiva
El papel del médico en épocas de pandemia es el más importante, sin duda alguna. Por eso es que Médicos Sin Fronteras comparte lo que han estado haciendo al luchar contra el coronavirus no sólo en México sino en el mundo entero. A través de un emotivo texto en el que indican cuál es su labor en estos momentos de crisis, el equipo de MSF te hace saber, por medio de poderosas imágenes, cuál es su experiencia en esta terrible pandemia.

Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) se apresuran para responder a la pandemia del covid-19 en los más de 70 países en los que implementan programas, mientras se abren proyectos en nuevos países a medida que se convierten en focos de la pandemia. La respuesta de MSF al covid-19 se centra en tres prioridades principales: apoyar a las autoridades sanitarias para ofrecer atención a los pacientes con coronavirus, proteger a las personas vulnerables y en riesgo, y mantener en funcionamiento los servicios médicos esenciales.

Es imprescindible proteger al personal sanitario y a los pacientes, tanto en los centros de atención de covid-19 como en todos los demás centros que prestan servicios médicos esenciales, para evitar que los centros de salud intensifiquen la pandemia o se vean obligados a cerrar sus puertas.

Los sistemas de salud de todo el mundo necesitan equipos de protección personal (EPP) de manera urgente para que los servicios médicos esenciales permanezcan abiertos. La escasez mundial de EPP refleja la realidad de los trabajadores de la salud en la mayoría de los países donde trabajamos, quienes se enfrentan a la escasez de artículos fundamentales, como mascarillas y batas, y de herramientas médicas.
En Europa y Estados Unidos, que actualmente son los epicentros de la pandemia, la respuesta de MSF se centra en mejorar la atención de las personas más vulnerables y en riesgo, como las personas mayores que están en residencias para ancianos, las personas sin hogar y los migrantes que viven en circunstancias precarias, para quienes las tasas de mortalidad han alcanzado, en algunas ocasiones, niveles extraordinarios y alarmantes.

Los equipos de MSF también están atendiendo a comunidades vulnerables en otros lugares, como São Paulo, Brasil, donde hacen consultas médicas y ayudan a detectar personas con covid-19 entre personas sin hogar, migrantes, refugiados, personas que consumen drogas y personas mayores, y derivan a los pacientes más graves a los hospitales.

En España, Italia, Bélgica y Francia brindamos apoyo a varios hospitales que se han visto desbordados por el número de pacientes con coronavirus. Según las necesidades específicas, nuestro apoyo abarca desde el asesoramiento y la capacitación sobre métodos de prevención y control de infecciones hasta la creación de pabellones para pacientes que se recuperan del covid-19 y para pacientes con síntomas moderados de la enfermedad.

MSF está atendiendo a pacientes en centros exclusivos de covid-19 en Burkina Faso, República Democrática del Congo (RDC), Camerún, Costa de Marfil, Malí y Pakistán, y está preparando centros exclusivos en Kenia, Líbano, Níger, Filipinas, Senegal, Siria y Yemen, entre otros. En estos centros, se atenderá a los pacientes con formas moderadas a graves de coronavirus, incluidos aquellos que sufren problemas respiratorios agudos.

En la mayoría de los países donde tenemos programas, como Colombia, Irak y Nigeria, hemos abierto pabellones exclusivos dentro de los centros de salud para ayudar a separar a los pacientes con covid-19 de los que no tienen coronavirus y para ampliar la capacidad de atención de los hospitales.
En la capital de Haití, Puerto Príncipe, se ha reconfigurado un centro de atención de emergencia existente para aislar y derivar a pacientes que se sospeche que tengan covid-19. En el campamento de refugiados de Nduta, en Tanzania, en el que MSF es el principal proveedor de salud para 73.000 refugiados burundianos, estamos construyendo áreas de triaje y de aislamiento en clínicas de salud.

En Liberia, los equipos de MSF están distribuyendo jabón, y estamos estableciendo fuentes de abastecimiento de agua para lavarse las manos y agua potable en la capital de Malí, y en los campos de refugiados desde Siria hasta México y desde Nigeria hasta Grecia. Ante la repentina necesidad de tratar a un gran número de nuevos pacientes, los países con sistemas de salud frágiles, que tienen menos personal sanitario y una infraestructura más débil, pueden colapsar rápidamente bajo esta presión y el impacto puede ser desastroso.

En Níger, en lugar de que un gran número de personas visite los centros de salud para que les hagan las pruebas de detección de la malaria, los trabajadores de salud comunitarios de MSF van a las comunidades para ayudar a prestar este servicio. En Kenia, MSF ha adaptado la forma de atender a las personas con VIH mediante la administración de medicamentos antirretrovirales a los pacientes en lotes de tres meses, para que puedan acudir a los centros de salud con menos frecuencia. En Sudáfrica, nuestros equipos se están asegurando de que los pacientes con VIH o TB reciban el resurtido de medicamentos directamente en sus casas.

En México, MSF está extremadamente preocupada por cómo el COVID-19 podría afectar a las poblaciones que viven en entornos precarios, como las personas sin hogar, en el campamento de solicitantes de asilo en Matamoros, o en los diferentes refugios para migrantes en el país (especialmente aquellos en el norte del país), o centros de detención. Estas personas ya viven en condiciones severas y su acceso a la atención médica está seriamente comprometido. Actualmente, estamos trabajando con las autoridades locales en cada estado del país donde tenemos operaciones para establecer las atenciones que brindaremos, en especial en los estados de Tamaulipas, Tabasco, Veracruz y Baja California.

En todo el mundo, la respuesta al covid-19 se ha basado en gran medida en el confinamiento a gran escala de la población y en las medidas de distanciamiento físico, con el objetivo de reducir la transmisión y evitar que los sistemas de salud se vean desbordados.
Sin embargo, el aislamiento y el confinamiento no son razonables para las personas que dependen de las actividades diarias para sobrevivir, como los jornaleros, y para las que viven en entornos precarios o superpoblados. En algunos lugares, cientos de miles e incluso millones de personas viven en tales condiciones, sin ninguna red de seguridad social.
Es esencial darles a las personas los medios y las herramientas que necesitan para poder protegerse a sí mismas y ayudar a proteger a los demás.