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Alfredo Díaz: «La pandemia da la oportunidad de vivir en reflexión y conversión para ser un verdadero discípulo de Cristo»

La Cuaresma y Semana Santa representa la mayor muestra de amor para los devotos cargadores, quienes año con año esperan con pasión su llegada y así poder acompañar a las procesiones durante sus recorridos tradicionales.

Alfredo Fernando Díaz Girón, 59 años, recuerda que la llegada de la pandemia representó desconsuelo, tomando en cuenta que su padre había fallecido en 2019.  Aunque las medidas establecen que se debe evitar la visita a los hogares donde moran personas de la tercera edad, no es impedimento para que se puedan reunir con su madre, de 83 años, para compartir el mensaje de amor que Jesús dejó.

Mirna Alvarado/La Prensa de Occidente

“Cucurucho”,  proviene del nombre que se le da al tocado que se utilizaba durante la inquisición en señal de penitencia y que actualmente es parte del vestuario para cada participante que se inscribe en una hermandad o asociación para llevar en hombros las distintas imágenes de los templos, muchos se convierten en cucuruchos por herencia, otros se suman por iniciativa propia.

Alfredo Fernando Díaz Girón, de 59 años, tiene 44 de ser cucurucho. Se involucró cuando tenía 6 años, sus padres lo llevaban a la procesión infantil de la iglesia de San Nicolás de la ciudad altense.  “Mi parroquia siempre ha sido San Nicolás”, dice con emoción.

-¿Por cuantos años participó en la procesión infantil?

“Fueron ocho años, cuando tenía 14 no pude participar, era muy grande para estar con los niños y muy pequeño para ser parte de la hermandad del Señor Sepultado, entonces me quedé ese año”, comenta.

-¿Hubo alguien que le inspirara para involucrarse?

“Mi abuelo, Guadalupe Díaz Díaz, fue mi principal ejemplo de devoción, de hecho él fue fundador de la Hermandad del Señor Sepultado de San Nicolás, por eso cuando ingresé a la hermandad en 1977 fue un deseo alcanzado”.

Alfredo Fernando Díaz Girón es socio integrante de la junta general, pero desde que ingresó a la hermandad fue llamado para servir. En 1979 fue encargado del Comité de la Mecanización de los Pasos.

Después participó en varios consejos directivos de la hermandad, pero no fue sino en 2012 que recibió el nombramiento de presidente de la hermandad, “aunque no tengamos un cargo específico seguimos siendo socios con derechos y obligaciones, no se trata solo de pagar la membresía anual, es una vida de servicio”, explica.

-¿Tiene alguna responsabilidad actualmente?

“Sí, todos los ex presidentes de la hermandad fuimos convocados hace poco para conformar el Comité Pro Festejos del Centenario de la Hermandad del Señor Sepultado, yo formo parte de ese comité y este 30 de abril vamos a proclamar el año del centenario, porque nuestra hermandad fue fundada el 30 de abril de 1922”.

-¿Qué significó no poder cargar por la pandemia?

“Este año esperábamos que la participación fuera limitada, pero el año pasado, cuando se declaró la pandemia mundial, para nosotros fue una sorpresa, un cambio abrupto, un golpe bastante duro, aunque ahora de igual forma no se puede acompañar cortejos era algo que ya esperábamos”.

-¿Cómo le afecta?

“Es una convergencia de sentimientos encontrados, la nostalgia de no participar en algo que hemos hecho por décadas, el no poder acompañar a Jesús en su agonía, el no poder estar el viernes en los sagrarios, pero también es alegre porque nos tomamos el tiempo para reflexionar y tener una conversión verdadera”.

-A su criterio ¿Cómo debe conmemorarse la Semana Santa?

“Debemos vivir con más recogimiento, analizar cómo estamos viviendo y qué nos enseña esta pandemia, debemos regocijarnos en el misterio de la resurrección, es una oportunidad para los que hemos servido en juntas directivas. Ahora, vivir los misterios de la pasión, muerte y resurrección en familia. Hemos tenido que dejar a la familia por hacer cosas importantes dentro del llamado, si bien es cierto que no hay procesión, sí hay devoción”.

-¿Alguien de su familia siguió el ejemplo de pertenecer a alguna hermandad?

“Mi hija mayor es presidenta de la junta directiva de la Consagrada Imagen de Virgen de Dolores de San Nicolás, también mi nieto mayor, Diego, de 18 años, ahora pertenece a la Hermandad del Señor Sepultado”.

-¿La insignia que utiliza tiene algún significado?

“Mi insignia es de la hermandad, la diferencia es que la mía es más antigua que la de los demás hermanos, la adquirí desde que ingresé hace 44 años”.

-¿Cuál es su mensaje para esta Semana Santa?

“Cuaresma, Semana Santa no es un tiempo de excesos, fiestas, playas, bailes, sino de recogimiento, respeto y ahora que no podemos salir debe ser una manifestación del amor y la unidad en familia, la Cuaresma no se celebra, es una conmemoración, son los días que recordamos el sacrificio de amor del Señor y la presencia constante de la Virgen María”.

 -¿Alguna vivencia que le haya marcado en los 44 años de servicio (cucurucho)?

“En 2012, cuando estaba a punto de tomar posesión como presidente de la hermandad, unas semanas antes, uno de los hermanos que me acompañaría en la junta directiva falleció debido a la violencia, regresaba de un viaje por la costa y fue asaltado y perdió la vida, sin duda me marcó”.

“La pandemia da la oportunidad de vivir en reflexión y conversión para ser un verdadero discípulo de Cristo, no vivimos de costumbres y tradiciones, sino de manifestaciones de actos de fe, amor y devoción a Cristo y a la Virgen»

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