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Marinitas 2

Marvin García/@marvinsgarcia

Quienes conocen el lugar, sabrán la magia que encierra: dos puertas abiertas, mostrador de madera y una reja de metal negra, mesas y bancos de plástico, tres congeladoras,  rocola y piso de azulejos  -típicos de las casas antiguas-. Está ubicado en uno de los barrios más icónicos de la ciudad, justo a dos cuadras de la plazuela Paco Pérez y el puente los Chocoyos. Marinitas 2 se ha convertido en uno de los espacios bohemios con mayor tradición, ahí convergen diferentes personas: obrerxs, artistas, universitarixs y cualquiera que busque un lugar para poder resistir el implacable paso de la cotidianidad, confirmando aquello que alguna vez mencionó Asturias: “en Guatemala solo se puede vivir loco o borracho”.

Doña Mary es quien ha sostenido Marinitas 2 y para poder administrar un lugar así se necesita mucho valor y desde luego disciplina, es una mujer k´iche´ que según cuenta, empezó a trabajar a las 12 años y desde entonces no ha parado; con un gesto cordial siempre da la bienvenida y está al tanto de que nadie sea rebasado por las copas, ella es un claro ejemplo de la fuerza y la entereza que poseen las mujeres de este territorio, que a pesar de nuestro sistema «macho» y asimétrico, han sabido sacar adelante a base de trabajo honrado a sus familias.

La belleza habita en las cosas más simples y sencillas, radica como menciona el poeta Morales Santos en los actos humanos simples, que al cabo es lo que cuenta, y por eso el gran legado de Marinitas 2 es precisamente eso, sobrevivir durante tanto tiempo y a tantas circunstancias de forma honesta en un país con una historia de dolor, exclusión y desigualdad. La  irremediable aspiración a la blancura hace que de a poco se vayan perdiendo esos lugares de barrio en los que  la vida gira en un sentido comunal más claro: la cantina, la tienda, el comedor, la panadería, para darle paso a las grandes franquicias o a los lugares que tratan de imitar otras realidades que no son las nuestras.

Hoy la entrañable Doña Mary cumple nada más y nada menos que 40 años de trabajo al frente de Marinitas 2, un lugar que con el pasar del tiempo ha sido testigo de alegrías, tristezas y de los desahogos más sinceros. En palabras del quetzalteco Roney Alvarado, para encontrar la esencia de un lugar es preciso visitar tres lugares: el cementerio, el mercado y la cantina más conocida, así pues en el camino de encontrar la conciencia más profunda de esta compleja Xelajú, es necesario hacer una parada ahí con doña Mary.

“Marinitas 2 se ha convertido en uno de los espacios bohemios con mayor tradición”.

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