Mynor Hernández FernándezEl río revuelto es ganancia de pescadores decían nuestros ancestros y el aforismo viene como anillo al dedo cuando observamos la anarquía y el desorden que se ha apoderado del país, sin que sepamos a ciencia cierta quién o quiénes están detrás de todo esto. Y no lo sabemos porque no es de un solo grupo, más bien es la confluencia de intereses de varios que tienen la capacidad de generar un caos que parece orquestado.
Hay un total desorden y anarquía en el tránsito vehicular en las cabeceras, pero se ha producido a partir del taponamiento de las principales calles con el pretexto de arreglarlas. No sería extraño que pocos días antes de las elecciones todas se abran al unísono para que el vecino tenga la sensación que los actuales gobernantes sí están trabajando. Se toman las carreteras para expresar malestar o inconformidad ante alguna decisión política o judicial, pero al final no se sabe si beneficia a los manifestantes o simplemente perjudica a otros. Y es precisamente ese ambiente enrarecido, en el que se actúa de manera arbitraria con algo tan sensible como es el proceso electoral, lo que puede llevar a caldear los ánimos a extremos que no se habían visto en procesos electorales anteriores, con la posibilidad de impedir que las elecciones se lleven a cabo, siendo la gran interrogante ¿quién gana y quién pierde si las elecciones se nos van de las manos?
“En casi todos los espacios visibles de la vida social hay conflictos que sumados nos tienen sentados sobre la pólvora”
La conflictividad en el país ha llegado a tope, estamos más polarizados que nunca. En casi todos los espacios visibles de la vida social hay conflictos que sumados nos tienen sentados sobre la pólvora. En la USAC los edificios tomados en protesta por la irregular elección de rector son ahora desalojados por encapuchados a la usanza del otrora Comité de Huelga, esto es porque de pronto sintieron la necesidad de aprender en el aula o porque con los edificios tomados no hay actividades de huelga y tampoco los réditos que estas generan.
Las muertes en los enfrentamientos de Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá se producen por el ancestral conflicto de tierras o una batalla por los territorios para ser utilizados con fines aviesos por lo que se puede ver en el tipo de armamento en manos de civiles.
Y esto solo para mencionar algunos de los puntos de tensión que nos pueden llevar por el desfiladero sin percatarnos que se trataba de un caos organizado, aunque suene contradictorio. El problema para la democracia del país es que se trata de un juego de suma cero en el cual lo que ganan los anarquistas es exactamente lo que pierde la población con sus sueños democráticos.