Otro producto que se consume durante la feria y que de alguna forma es parte de la historia y de las tradiciones de la Ciudad Altense son las roscas, ya sean estas morenas o blancas, siempre combinan con una taza de chocolate o café.
Por Mirna Alvarado/ La Prensa de Occidente
Para conocer más sobre esto, visitamos la panadería Victoria, propiedad de Sergio Rojas Bautista. De entrada, los sentidos se impresionan con el aroma a pan fresco, el calor del horno de leña y la calidez de los anfitriones.
Desde hace cien años, la familia de Rojas Bautista se dedica a la panadería, su principal producto son las roscas, el pan dormido, las shecas y los panes de yema, aunque de acuerdo a la época, el ingenio se pone a prueba.
“A diario elaboramos entre 2 mil y 3 mil roscas, mis hijos y yo nos encargamos de todo, amasamos, horneamos y distribuimos”, explicó don Sergio.
Tanto la elaboración de roscas artesanales, como los dulces típicos y el chocolate forman parte de la gastronomía indígena y tradicional, son íconos de la cultura maya que en suma representan la cultura viva de Quetzaltenango.
Sin embargo, son muy pocas las familias que continúan con el legado. “Mis abuelos fundaron la panadería; cuando ellos fallecieron, mis padres tomaron las riendas, ahora somos mis hijos y yo, no tenemos un libro de recetas, estas se han transmitido de forma hablada y con la práctica mantenemos lo que mis abuelos me enseñaron”, comentó.
“El secreto para que una rosca o un pan tenga buen sabor, es la horneada, si el horno es de leña, estas son más sabrosas”, aseguró Rojas.
El panadero cuenta con el apoyo de su esposa y de sus tres hijos. “Mi hijo es quien hornea, mientras que mis hijas y un joven que nos ayuda armamos las roscas o el pan”, detalló.
La panadería lleva productos a diferentes departamentos, incluyendo la ciudad de Guatemala, además de tener un puesto de ventas en el mercado La Democracia.
“Uno de los productos nuevos son las tostadas integrales y las polvorosas, que ya estamos distribuyendo en algunos restaurantes locales”, dio a conocer.
Don Sergio recordó que, en su infancia, veía las largas filas de personas de municipios cercanos, sus abuelos colocaban el pan sobre petates para que la gente tomara los panes o roscas de su gusto. “Yo ayudaba a mis abuelitos, aunque fueran roscas mal formadas me las aceptaban”, dijo con nostalgia.
A sus 54 años, trata de inculcar el arte a sus tres nietos. “Los nietos más grandes vienen y se ponen los gorros, entran al taller, meten las manos a la masa y esperan por instrucciones”, indicó.
Al igual que otros negocios familiares tradicionales, ellos han implementado algunos servicios extra para atraer clientela, su hija Gabriela se dedica a la parte comercial y participa en bazares que se llevan a cabo en centros comerciales.
Su hijo Josué es el encargado de distribuir los productos en otros departamentos y de llevar las roscas a todas las ferias, su hija pequeña Dulce apoya en la venta junto a su madre, quien fue el motor para continuar con esta herencia ancestral.
Novedoso
Como parte de la conservación de su legado, la familia Rojas Delgado ha implementado el “Tour de la panadería”, que consiste en recibir a grupos de estudiantes, turistas u organizaciones, quienes reciben una breve reseña histórica del pan y las tradicionales roscas, después participan de la elaboración.
“Llevamos un año con el tour, se les permite a los visitantes participar de la hechura y del proceso de cocción, se les enseña sobre el proceso de las roscas de panela, de los panes de yema y de otros productos que se estén haciendo en ese momento”, comentó Rojas.
Y como es tradición, la panadería Victoria este año tendrá su puesto en el campo de la feria. “Mi sueño es que esta tradición no se pierda y que mis hijos continúen, que llegue a la cuarta, quinta, sexta o séptima generación, que perdure como parte de nuestra historia”, finalizó nuestro entrevistado.
“Mi sueño es que esta tradición no se pierda y que mis hijos continúen, que llegue a la cuarta, quinta, sexta o séptima generación”