
Honorable Licenciado Jesús Amílcar Cifuentes, Gobernador Departamental de Quetzaltenango; distinguida Licenciada Katia Dinorah Minera Vásquez, concejal Primera, Municipalidad de Quetzaltenango: excelentísimo Señor Embajador de la República de Chile, Luis Felipe Artal Cajiao; ilustrísimo Señor Cónsul de México en Quetzaltenango, Víctor Manuel Jiménez Segovia; licenciado Julio Rodolfo Custodio García, presidente de la Comisión Permanente de los Juegos Florales Hispanoamericanos.

Honorable licenciado Jesús Amílcar Cifuentes, Gobernador Departamental de Quetzaltenango; distinguida licenciada Katia Dinorah Minera Vásquez, concejal Primera, Municipalidad de Quetzaltenango:
Excelentísimo Señor Embajador de la República de Chile, Luis Felipe Artal Cajiao; Ilustrísimo Señor Cónsul de México en Quetzaltenango, Víctor Manuel Jiménez Segovia; licenciado Julio Rodolfo Custodio García, presidente de la Comisión Permanente de los Juegos Florales Hispanoamericanos; ingeniera Adriana Guzmán Sánchez Reina de Juegos Florales 2023; escritores condecorados; considerados intelectuales y artistas de México, Centroamérica y Chile; invitadas de honor e invitados de honor:
Para la Gobernación Departamental, las autoridades municipales, la Junta Mantenedora, la Comisión Permanente de los Juegos Florales Hispanoamericanos, artistas, y vecindario de la ciudad de Quetzaltenango, constituye máximo gozo, honrar en este acto académico a la hermana Nación de Chile, a sus literatas y literatos, que en la fecundidad de sus vidas han enriquecido la cultura universal.
¿Qué sería de nuestro planeta sin el espíritu poético de Chile?
Precisamente, por la cordura, por la bondad de inspirar la vida en la meditación más noble de la Nación Chilena y de sus artistas, la Comisión Permanente de los Juegos Florales Hispanoamericanos, tomo la resuelta decisión de dedicar la octogésima quinta edición de las justas literarias 2023, a la hermana Nación de Chile.
Si bien hace cincuenta años el espantoso rugido de las tinieblas y la perfidia de facciosos sedientos de poder, buscaron rasgar la democracia chilena. Sin embargo, hermoso resplandor de luz y esperanza brotaron de la intrepidez y del ímpetu de un alma de la talla del presidente Salvador Allende.
Como si se tratara de la indignación de la historia planetaria, teniendo presente la dulzura de su pueblo y de su nación, muy cercano a la alta temperatura de su extinción, el presidente Salvador Guillermo Allende Gossens, con la voz del que ama la libertad y la democracia emitía el caudal de sus secretos: “Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Tengo fe en Chile y en su destino. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
Excelentísimo señor Embajador de la República de Chile, Luis Felipe Artal Cajiao, recordando la antiquísima conducta mágica y lirica emergente desde el valle del Aconcagua o de la misteriosa Selva Araucana, con todo respeto, tenga la bondad recibir la experiencia de Quetzaltenango, como si fuera el magma de nuestros volcanes en términos de vivacidad poética, porque con la lógica del corazón honramos hoy a su pueblo, a su gente, a sus poetas y a sus escritores.
Convencidos que la cultura y la función estético comunicativa del arte en nuestro continente proviene desde la más lejana antigüedad, y desde esa remota y maravillosa experiencia, en vigorosa ensoñación alentamos la hermandad de nuestros corazones, nos acercamos a las estrellas, amamos las galaxias, nos rejuvenecemos con el viento, palpitamos con las flores, hasta responsabilizarnos espiritualmente del universo.
Seguramente, en esta custodia cósmica, tanto los destellos artísticos de Chile y de Guatemala, ya sea por azar, por necesidad o por sincronías cósmicas acausales, sus destinos cada vez más coinciden en el avivamiento del hombre y del universo.
No hay equivoco posible, el faro que ilumina el entretejido afán literario de Nuestra América, confiesa que, en 1931, la Maestra Lucila de María Godoy Alcayaga -Gabriela Mistral- cortésmente visitaba Guatemala, permaneciendo tres semanas dedicándose a impartir conferencias literarias y pedagógicas, sosteniendo también, intensos diálogos, especialmente, con diversas organizaciones femeninas. Para entonces, la universidad nacional autónoma de San Carlos de Guatemala, le consagró el doctorado Honoris Causa.
Evidentemente, su pensamiento pedagógico y poético había empezado a anidar en el espíritu de mujeres ilustres, poetas, escritoras, políticas e intelectuales de Guatemala,
En extremo en 1920, se instituye en nuestro país, la “Sociedad Gabriela Mistral”, lucida organización que pronto se convirtió en consistente movimiento social feminista, cuyo ideal se esmeraba por abolir los prejuicios y discriminación en contra de la mujer; se empeñaba por el acceso a la cultura y a la libertad. Así, con denuedo alentaba la evolución espiritual como derecho innegable a todo ser humano.

Habría que decir que, en aquella época, aun cuando Guatemala se encontraba nublada por la dictadura, acertadamente la “Sociedad Gabriela Mistral”, sonoramente proclama llamamiento dirigido a las mujeres guatemaltecas para que concurrieran a la sala de lectura donde encontrarían libros escogidos, recibirán clases de puericultura, higiene, literatura, gramática e idiomas y formación para participar en diversas actividades culturales, literarias y políticas.
Precisamente, en esta tarde, admirados, recordamos la tierna impronta de Gabriela Mistral en nuestro país y su inmenso espíritu literario reconocido universalmente con el premio Nobel de Literatura en 1945.
Tiempo después, las vibraciones de hermandad entre las repúblicas de Chile y Guatemala, emiten la inscripción histórica que orna la confluencia fraterna de los singulares literatos de América, el chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto -Pablo Neruda- y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias Rosales, en nuestro suelo patrio en 1941, coincidencia que fue irritada por el despotismo de la época.

Una vez clausurada la dictadura, Pablo Neruda retorna a Guatemala en 1950, en plena libertad democrática es objeto de homenajes realizados por el Congreso y el Gobierno de la República. Su presencia en la Casa Presidencial, por invitación del primer mandatario de la nación, no se hizo esperar.
Luego captando la fina emisión del fulgor de esta andina Quetzaltenango, al borde de la emoción y en gozo de conocer los campos de la cultura maya, el 10 de mayo, arriba a nuestra metrópoli, fijando residencia temporal en el Hotel Modelo, establecido durante mucho tiempo, a trescientos metros de esta gobernatura departamental.
Aquí, en Quetzaltenango, Neruda, acarició a la Guatemala profunda con versos cuyos ecos permanecen inmutables en la acústica de esta ciudad y de su gente.
Para resonar en bóveda planetaria, Pablo Neruda Exclamó: : . . .”Tiernos, tiernos, idólatras de la miel, secretarios de los astros, vencidos, vencedores del más antiguo enigma. Hermoso es ver el vestido esplendor de sus aldeas, ellos se atrevieron a continuar llevando resplandecientes túnicas, bordados amarillos, calzones escarlatas, colores de la aurora. . .”
En otro verso vitoreo “Yo vi en Quetzaltenango, la muchedumbre fértil del mercado, los cestos con amor trenzados con antiguos dolores, las telas de color turbulento, raza roja, cabezas de vasija, perfiles de metálica azucena, graves miradas, blancas sonrisas como vuelos de garzas en el río, pies de color de cobre, gentes de la tierra, indios dignos como monarcas de baraja. . .”
Aquí siempre hallaremos el amor de la nación chilena hacia Quetzaltenango en los versos del Premio Nobel de Literatura don Pablo Neruda.
Como si fuera poco la literatura chilena ha sido galardonada por los Juegos Florales Hispanoamericanos organizados en Quetzaltenango. En 1978 la escritora Myriam Bustos Arratia en la rama de cuento; en 1984, Hans Paul Mahey Toledo primer lugar en la rama de poesía y Pablo Cassi, obtuvo el segundo lugar.
Pero, además, en el continuo de nuestra reflexión, hallamos que, entre el fragor, ansiedad y motivaciones generadas por las luchas independentistas de Nuestra América, llegaba a Chile un joven guatemalteco: Antonio José de Irrisari, siendo objeto de cordial y agradable acogida.
Poco tiempo después de su arribo, estando en Santiago, contrajo matrimonio con Mercedes Turcios y Larraín.
El desposorio en nada perturbo el acariciado sueño de la liberación de América, muy pronto de diversas maneras se incorporó a las luchas independentistas de Chile, ora como militar, ya como escritor o periodista, también como analista político, ensayista, poeta e internacionalista
En rotativos como “Aurora de Chile”, destacó como articulista, por ejemplo, escribió “El bien de los Semejantes y la Gloria de Chile dirigen esta pluma”; “Discurso sobre la necesidad de sostener el sistema de América y Sobre la Injusticia de sus Enemigos”; “Salir de la Esclavitud para entrar en la Libertad”. También, fundo el periódico “El monitor Araucano”, y el semanario “El Republicano”, siempre alzados en contra de la monarquía española.
Desempeñó diversos cargos públicos, además de la Regencia del Cabildo de Santiago, comandante de la Guardia Cívica, Intendente de la Provincia de Santiago. En 1814, durante una semana fue el Primer Director Supremo de Chile, para entonces significaba el puesto gubernamental más alto y un paso previo al de presidente de la República.
Cuatro años más tarde, asegurada la independencia de Chile, el gobierno del libertador y padre de la patria Bernardo O’Higgins, lo nombra Ministro de Relaciones Exteriores.
Entre sus obras destacan “El Cristiano errante” “Historia del perínclito Don Epaminondas de Cauca” “Historia crítica del asesinato cometido en la persona del gran mariscal de Ayacucho” y un volumen de Poesías satíricas burlescas.
En criterio de los intelectuales Claudio Gay, Miguel Amunátegui y Diego Agustín Barros, Antonio José de Irrisari constituyo notable figura en el período de conformación de la nación y contribuyente de la revolución chilena.
Amigas y amigos, esta es la experiencia que atestigua el bastidor del poemario sublime de hermandad entre las naciones de Chile y de Guatemala, y que iluminan la celebración de la vida en la fogosidad de los Juegos Florales de la ciudad de Quetzaltenango, siempre con esperanza de continuar la inacabable expedición por los collados, montañas, valles, ríos, llanuras, océanos, follajes de la diversidad de universos poéticos y literarios que cada vez más elevan nuestra condición humana.
Excelentísimo señor Embajador de la República de Chile, al honrar el agudo corazón poético y literario de la consanguínea Nación de Chile, de sus escritoras y de sus escritores, en la gran altura de los cielos de Quetzaltenango, con palabra alegre recuperando el poderoso vigor del maíz, la vivacidad de nuestra niñez, la ternura de nuestro vecindario, entonamos hacia la siempre libre Antártica y al segmento más alto de la cordillera de los Andes el himno de nuestra hermandad.
Tenga la seguridad, Excelentísimo Embajador, que junto al noble pueblo de Chile, como dice el cántico de nuestro poeta quetzalteco Werner Ovalle López: “Respiramos poesía en América, porque es el mejor oxigeno del alma. Seguimos y seguiremos afiliados al poema, porque sin él, muere lo único no zoológico del hombre. Mantenemos los Juegos Florales, porque de ellos despiertan los jaguares insomnes del ímpetu y los soles eternos de la sensibilidad artística, única fuerza no atómica, capaz de construir y destruir al mismo tiempo”.
Gracias.
Juárez Quixtán de origen quetzalteco que conquista Europa, conózcalo aquí