GENEALOGÍA DE LA INVASIÓN

La sociedad de Geografía e Historia de Guatemala considera que la supuesta fundación ocurrió en 1529, mientras que la versión de la Municipalidad de Quetzaltenango, conjetura que ocurrió en el año de 1524.

Daniel Matul Morales/laprensadeoccidente.com.gt

A propósito de la supuesta fundación de Quetzaltenango, el 15 de mayo de 1524, en la víspera de la fiesta de Pentecostés, nos parece relevante significar, aunque en apretada síntesis, los antecedentes que se encuentran a la base de la llegada de la pólvora, la espada y la cruz a la milenaria ciudad de Xelajuj Noj, así como el afán de su destrucción física y la imposición de un nombre ajeno a las aspiraciones de los antepasados de aquel entonces.

Resulta que, a un año de cumplir 500 años de la incursión militar ultramarina, este hecho histórico fatídico, constituye preocupación central a desentrañar en retribución al coraje y valentía; a la tristeza y gallardía de las heroínas y de los héroes maya-kiché, que combatieron, que hicieron frente a los agresivos extraños que quisieron apropiarse de lo que legítimamente le corresponde a la nación maya. En este sentido, consideramos necesario comprender de otra manera este acontecimiento, para concurrir de otra forma a esta cita histórica 500 años después.

Seguramente, la mirada genealógica es indispensable, solamente así podremos explicarnos, si en verdad, nuestra ciudad tuvo su origen en 1524. Hoy la conmemoración puede ser uno de los caminos que nos aproximen a lo real, puede constituir oportunidad para desembozar colectivamente lo que oficialmente se ha embozado, que mejor si nos atrevernos al despliegue de la historia, arriesgarnos a exponer a luz pública lo más escondido, eso que con tanto afán se ha disimulado, se ha ocultado o se ha situado en la indiferencia, por el pensamiento oficial de Guatemala y Quetzaltenango.

Un segundo postulado consiste en ahondar en naturaleza de la realidad de España a finales del siglo XV y principios del siglo XVI. El 5 de enero de 1492, España consigue expulsar a los musulmanes, después de 800 años de los que conocemos como la guerra de reconquista, dos meses después fueron expulsados los judíos. Esta realidad de ocho siglos de enfrentamiento militar, cultural, ideológico y político, configuró un tipo de reconocimiento de la realidad argumentada en la violencia, y desde allí se facilitaron los conceptos de espacio y las nociones extractivistas de la naturaleza.

En cuanto a la naturaleza del conocimiento, de la España de ese entonces, hay que recordar que, desde Aristóteles a Cristóbal Colón, se pensaba en Europa, que la tierra era el centro del universo, hasta que en 1543 Copérnico da a conocer la teoría heliocéntrica, no obstante, considerado loco y astrónomo advenedizo.

Además, las principales formas de conocimiento, emergentes del laboratorio conflictivo de 800 años de guerra, se argumentaban en la pureza de sangre, dando lugar a la práctica del racismo y la negación del otro. Por otra parte, la religión cristiana por su campo de acción frente a la religión musulmana, a quienes se acusaba de infieles e hijos de satanás, perfectamente se articuló a la ideología del racismo, para protagonizar una especie de nacional catolicismo español.

Esta forma de conocer, por ejemplo, se expresaba en el sistema jurídico, traemos a cuenta las leyes conocidas como las Siete Partidas, de Alfonso El Sabio, que condenaban a muerte, como bestialidad, el coito con judío y, las uniones con los árabes, esto dio lugar al freno de la nupcialidad, al bloqueo de la ósmosis social y al decrecimiento demográfico.

Las leyes del fuero juzgo no se quedaban atrás, expresaban: «Nuestro reino está ensuciado por la maldad de los judíos». El arte y la poesía corrían por esta forma de conocimiento, el poeta y escritor José de Espronceda, ya a casi trescientos años después de la expulsión de árabes, judíos y moros, escribió la siguiente rima:” No hay religión más santa que la de Cristo, que señala a los moros como enemigos. Guerra a los cueros, porque matando moros se gana el cielo”.

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El pensamiento de los derechos humanos, liderado por el humanista Juan Gines de Sepúlveda, establecía “Con perfecto derecho los españoles ejercen su dominio sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo, los cuales, en prudencia, ingenio y todo género de virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos, y estoy por decir cuanto los monos a los hombres”

De igual importancia la metodología con su aureola extraviada, inexacta, incorrecta y confusa no se puede negar. El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón zarpó de la península ibérica rumbo al Asia, respaldado por una carta de los reyes de España dirigida al emperador de China, para siempre se quedó con la misiva, pues resulto en Abya Yala (América), no sabía a donde había llegado y nuestros antepasados tampoco sabían de donde eran los invasores. Muchos españoles murieron sin saber dónde estaban y muchos de nuestros antepasados murieron sin saber en dónde se había originado la acometida.

teniendo en cuenta la realidad de la tragedia ocurrida hace 500 años, no podemos continuar reproduciendo la versión complaciente de la historia

Veintisiete años después, el 6 de julio de 1519 en la primera Carta de Relación, de Hernán Cortés, dirigida a los Reyes de España, informaba acerca de la llegada de los españoles a las costas de México, “Y es de saber que los primeros descubridores de la dicha tierra fueron otros, y no el dicho Diego Velázquez, según adelante parecerá, los cuales, no sabiendo lo que se decían, la intitularon y llamaron Yucatán, porque los dichos primeros descubridores, como llegasen allá preguntasen a los indios naturales de la dicha tierra que cómo se llamaba aquella tierra, y los indios no entendiendo lo que les preguntaban, respondían en su lenguaje y decían Yucatán, Yucatán, que quiere decir, no entiendo; así los españoles descubridores pensaron que los indios respondían que se llama Yucatán, y en esta manera se quedó impropiamente a aquella tierra este nombre de Yucatán..

Ignorando la existencia milenaria de la ciudad de Xelajuj Noj, cinco siglos después, oficialmente se continúa diciendo que la ciudad fue fundada por los soldados del ejército real de ocupación. La sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, considera que la supuesta fundación, ocurrió en 1529, mientras que la versión de la Municipalidad de Quetzaltenango, conjetura que ocurrió en el año de 1524. Una versión asegura que fue en Salcajá donde ocurrió la imposición del nombre, otra defiende que fue aquí en Quetzaltenango.

Ahora bien, en cuanto a la filosofía que orientaba los valores y conducta de los perpetradores de la incursión militar en la ciudad de Xelajuj Noj, basta traer a cuenta el antecedente de Pedro de Alvarado, quien, en mayo 1520, ordenó la matanza de los principales dirigentes mexicas en el patio del Templo Mayor de Tenochtitlan, cuando se disponían a celebrar la ceremonia petitoria de agua.

Fue esta violencia, acumulada durante 800 años de guerra en España, que se puso en práctica aquí en Xelajuj Noj en 1524, para destruir, para no dejar piedra sobre piedra, para aniquilarla completamente, pero nunca pudieron destruir el alma, el espíritu, el ánimo, el aliento, la conciencia y la identidad de la cultura maya-kíche, eso que se niega a aceptar la historia oficial de Guatemala.

Precisamente, teniendo en cuenta la realidad de la tragedia ocurrida hace 500 años, no podemos continuar reproduciendo la versión complaciente de la historia, por el contrario, requerimos de la autenticidad que permita la generación de la humanidad libre, capaz de comprender que en Xelajuj Noj, la identidad y la cultura maya alcanza ya miles de años.

Conmemorar en reconocimiento a la verdad significa devolverles la voz a los antepasados, a las mujeres y los hombres violadas y aniquilados por el ejército de ocupación, Conmemorar significa que hay esperanza que puede florecer, a pesar de las espinas, conmemorar significa la absoluta reconciliación con la historia, significa también la retoma del talento y trayectoria de esta milenaria Xelajuj Noj en la construcción de nuestro posible futuro luminoso.