Las pacas no solo siguen en auge sino que han evolucionado en los últimos años, incluso trasladando las ventas al plano digital. A ello se suma que el mercado al que originalmente iba dirigido se ha ido expandiendo y los prejuicios desapareciendo.
José Racancoj – Fotos David Pinto / La Prensa de Occidente
La comercialización de ropa de segunda mano, ropa americana o de paca, como popularmente se le conoce, se encuentra en constante crecimiento desde hace más de dos décadas, tanto en Xela como en el resto del país. Este tipo de negocios ha cambiado y ya no solo se ve en mercados o pequeños lugares, sino que ahora llegan a ocupar amplios locales y espacios en centros comerciales de las diferentes zonas altenses, donde se observa la comercialización de prendas de vestir de marca que ya fueron utilizadas por un primer dueño, pero que se encuentran relativamente en buenas condiciones para ser usadas por un segundo dueño, y a un costo más bajo que una prenda nueva.
Y la oferta no se limita a ropa como tal, sino que se extiende a calzado, gorras, bolsas, edredones, peluches, juguetes, accesorios para el hogar y más. A eso se suma el auge que tienen las ventas de estos productos a través de medios digitales, principalmente por redes sociales, donde también hay un mercado ávido. Su crecimiento se aceleró desde la pandemia.
Para Lucrecia González, el confinamiento y la crisis causada por el covid-19, fue un golpe duro, pues dejó de trabajar y tuvo que buscar otras opciones para agenciarse de fondos. Una de ellas, fue la venta de ropa de segunda mano a través de redes sociales, lo cual le ayudó bastante. “Había mucha gente interesada en comprar las prendas clasificadas. Por ser de marca y estar en buen estado la gente lo compra. Además, hay personas de otros departamentos que se interesan en los productos y están dispuestos a pagar por el envío”, señala.
Manuel Ajanel, quien se dedica a la venta de ropa de paca desde hace más de 10 años, refirió que ha sido notable el crecimiento de este tipo de comercios y también del mercado. “Originalmente muchas pacas abrieron para atender a personas de escasos recursos, pero ahora se pueden ver a personas de varios estratos sociales comprando, se ha ido perdiendo el prejuicio”, comenta Ajanel.
En esta misma línea, Leandro López Pérez, en su tésis “La importación de ropa de segunda mano y su impacto en la economía familiar guatemalteca”, explica que “la población con ingresos medianos se podría volver consumidora de ropa de segunda mano importada no sólo por sus gustos y preferencias, sino también porque busca la oportunidad de satisfacer sus necesidades de vestuario a precios más económicos y, por ende, disponer del excedente no gastado en el rubro del vestuario para otras necesidades apremiantes para el núcleo familiar o bien para destinarlo al ahorro”.
En el mismo documento, López refiere que la ropa de paca suele ser ropa usada proveniente de Estados Unidos, que fue descartada por sus dueños por diferentes razones, como el crecimiento natural y precoz de los jóvenes que los obliga a cambiar de prendas en poco tiempo o los cambios de estaciones del año, que provocan el desuso de ropa de la temporada anterior, por lo que luego es comercializada a precios más accesibles.
“Las pacas son compradas o llevadas a países subdesarrollados -como Guatemala-, la mayoría de las veces para ayudar a cubrir las necesidades de vestuario de la gente que menos recursos económicos tiene. Pero ante el auge de la ropa vintage o de segunda mano, las pacas de ropa han cobrado mayor protagonismo, perdiendo el rol que inicialmente cumplían”, señala por su parte la revista especializada en moda Vogue.
La misma revista, en la que hace alusión al documental “Se abrió paca”, creado por Fashion Revolution Guatemala, explica que “el impacto que tienen las pacas en Guatemala se traduce en todos los países donde esto sucede y presenta dos panoramas opuestos. Por un lado, las pacas sirven de ayuda para que gente con pocos recursos pueda vestirse, pero por otro disminuye la demanda de ropa local, sea industrial como artesanal, debilitando la industria textil del país y el empleo en este rubro”.

No hay grandes perdedores
Para el asesor empresarial y abogado, Américo Girón, las pacas no tienen un gran impacto negativo para los fabricantes de ropa, principalmente en Quetzaltenango, donde no hay una gran industria. “Desde hace 20 o 25 años comenzó la moda de las pocas en el país, por lo que hay que analizar si aún hay pérdidas o el mercado ya se acomodó. Por esa razón creo que no hay grandes perdedores, sino que cada uno, tanto las pacas como las ventas de ropa nueva, tienen a sus consumidores, sus proveedores y trabajadores”, indicó.
Girón agregó que estos negocios, además, han promovido la generación de empleos, muchos de ellos en el sector formal. Otro aspecto que se debe valorar, de acuerdo con el economista Otto Vargas, es que, por ser productos provenientes de Estados Unidos, se trata de importaciones que tributan al pasar por aduanas, por lo que es una forma de recaudar impuestos. “La importancia de estos productos seguirá aumentando, una vez el país no pueda mejorar su economía, toda vez estemos en vías de desarrollo. Muchos guatemaltecos seguirán importando”, refirió Vargas.

El aspecto ambiental, un tema pendiente
La ropa que se desecha no suele recibir un tratamiento adecuado, principalmente en Xela, por lo que genera un impacto al medio ambiente, especialmente si se toma en cuenta que hay prendas que están hechas de fibras de poliéster, que es plástico, por lo que tardará unos 15, 20 o 25 años en degradarse.
Girón explicó que es importante que se tomen las medidas necesarias para evitar daños al ambiente. “¿Qué es lo que están haciendo varias empresas? Impulsan una economía circular y no lineal, es decir, con una lineal, se saca una playera, se vende y se tira, pero con la circular se hace una playera, se vende y esa misma tela pueda servir como parche de otra prenda, como trapo o para otro uso. Otras tiendas lo que hacen es que colocan grandes cajas donde las personas van a dejar su ropa en desuso y le dan nueva vida. Es lo que tendríamos que hacer”, refirió.
La megapaca
“Somos un solo lugar para muchas soluciones del hogar, vestuario y calzado, entre otros. Actualmente tenemos 110 tiendas ubicadas en cuatro países: tres en México (Morelia y Uruapan, dos ciudades del estado de Michoacán y Querétaro). En Guatemala tenemos 76 tiendas; 23 en Honduras, cinco en El Salvador. Además, tenemos una tienda en línea”, Mario Peña, gerente general de Megapaca. Fuente: elPeriódico.