La Semana Santa en Guatemala fue declarada Patrimonio Intangible de la Nación por la Unesco porque es uno de los acontecimientos más notables del país, con procesiones, vigilias, marchas, gastronomía, elaboración de alfombras de flores y altares, pero, para los estudiosos de la historia, estas manifestaciones fueron traídas para someter a los conquistados.

Redacción/laprensadeoccidente.com.gt – Fotos David Pinto.
Una gran parte de la población en Quetzaltenango aprovecha estos días de asueto para salir de la ciudad a centros de descanso como las playas, otra parte se queda en la ciudad para participar en actos de fe católicos, como uno de los últimos bastiones de la iglesia católica, junto a la ciudad capital y la Antigua Guatemala, donde las iglesias evangélicas aún no poseen el dominio de la mayoría de creyentes.
El cronista quetzalteco, Francisco Cajas, expone que las primeras manifestaciones de Semana Santa surgen en la ciudad altense, primer pueblo que fundó Pedro de Alvarado, cuando aún no existía las ciudades como la capital ni la Antigua Guatemala.
Sin embargo, el antropólogo, José Ignacio Camey dice textualmente: “estas costumbres llegan con los invasores españoles a partir de 1524. No obstante existen historiadores que en un ánimo de nacionalismo guatemalteco, pretenden argumentar que los mayas del periodo clásico ya practicaban algunos actos rituales que empatan con otros que se realizan en la Semana Santa cristiana, como por ejemplo llevar en andas al Gran Señor o Ajaw de las ciudades mayas, esto carece de sentido alguno por diversidad de razones que pueden resumirse en que Cristo, sus hierofanías y ritos, se conocieron en todo el continente americano, después de 1492: La civilización que había estado siglos antes en estas tierras, los vikingos, no practicaban el cristianismo y tuvieron contacto únicamente con pueblos indígenas de Norteamérica”.
Las primeras cofradías
Cajas expone que en 1747 se organiza la primera cofradía, la de la Virgen del Rosario. Afirma que Xela tuvo alrededor de 10 imagineros, quienes competían con los artistas de Santiago Guatemala.
Años después se conocen las cofradías del Justo Juez, Santo Entierro de Catedral, Jesús de la Paciencia, Jesús de la Columna y en 1898 la hermandad del Señor Sepultado de San Nicolás; en 1916 se funda la hermandad de Jesús Nazareno de San Juan de Dios. En 1922, en San Nicolás se da una división, el obispo ordenó que se separara la cofradía del Señor Sepultado, y surge la cofradía Jesús de la Resurrección.
Camey resalta que la Asociación del Señor Sepultado de Catedral surgió en 1928, aunque la imagen fue burilada a mediados del siglo XVIII; posteriormente, el 14 de febrero de 1937, se fundó la Hermandad de la Virgen de Dolores, cuya imagen era la que acompañaba a la del Justo Juez de Catedral.
La Hermandad de Jesús Nazareno y Virgen de Dolores del Templo de San Juan de Dios, tienen su origen el 16 de abril de 1916.
Imaginería
Francisco Cajas asegura que la primera imagen que se talló en Xela fue la Virgen de la Soledad, a finales del siglo XVIII. El Justo Juez de la Catedral fue tallado en la Antigua Guatemala y el Señor Sepultado de la San Nicolás, en España, a finales del siglo XIV.
Mientras tanto Camey sostien que los españoles que invadieron Xelajuj Kej en 1524 traían una imagen de la Virgen, lo cual no está documentado. Agregó que quizás resulta menos inverosímil el dato en relación a que los invasores traían un tríptico de la Virgen de Concepción, una pintura que debió estar sobre tabillas articuladas de manera que las laterales puedan doblarse sobre la central. Se dice que en honor a tal imagen se construye la Ermita de la Concepción La Conquistadora en 1524 en Salcajá.
Una cofradía de tradición añeja en Quetzaltenango, es la Cofradía Mayor del Niño del Santísimo, la cual se origina con la fundación de Quezaltenango y con la llegada de la imagen del Dulce Nombre de Jesús. Entre 1633 y 1635 la Cofradía fue elevada a la categoría de Cofradía Mayor, estableciéndose una relación directa con la Municipalidad Indígena de Quezaltenango.
En 1871 se solicita hacer otra imagen que se exponía durante Corpus Christi junto al Santísimo en el Altar Mayor de la Iglesia del Espíritu Santo, que se le denominó Niño del Santísimo.
Semana Santa
El historiador afirma que la celebración de la Semana Mayor llega a Xela en el siglo XVIII, época donde surgen las procesiones; fue tallado el Justo Juez y se fundan otras cofradías como Jesús de Nazareno. “Los españoles fundaron las cofradías, término que aún se usa en España, debido a que allá no hay hermandades”, expresa Cajas.
Por aparte Camey explica que en relación a Semana Santa, es imposible que hayan podido existir prácticas conmemorativas inmediatamente a la invasión, tomando en cuenta que durante varios años después, Pedro de Alvarado, su hermano y huestes, debieron estar concentrados en acabar con las rebeliones indígenas y en expandir su dominio en otros territorios de lo que actualmente es Guatemala.
Según él, la integración de pobladores indígenas debió ser casi inmediata, ante la procura de los curas evangelizadores por separarlos de sus antiguas creencias y el interés de las autoridades españoles por utilizar la religión como un elemento común a través del cual pudiera consolidarse la invasión y dominio sobre los sometidos.

Fenómenos sociales
Respecto a las hermandades, Camey expone que son las primeras instituciones en donde se materializa la fusión entre la religión impuesta: la católica y las concepciones religiosas indígenas, “de tal cuenta que fueron utilizadas por el conquistador como instrumento para el sometimiento espiritual y social del pueblo maya y como una fuente de ingresos para el mantenimiento de la iglesia”, reitera Camey.
Agrega que, por el contrario, los mayas lejos de encontrar en las cofradías una entidad para la conversión voluntaria, se vieron obligados a estar allí, redefiniendo su estrategia de permanencia cultural, utilizándolas para mantener de alguna forma la estructura ancestral de autoridad a lo interno de la comunidad indígena y preservar elementos fundamentales de la cultura dentro del rito oficial, llevando a las cofradías e iglesias católicas sus prácticas espirituales originarias.
“La Hermandad del Señor Sepultado del Oratorio la Ciénaga Parroquia Nuestra Señora de la Merced y San Cristóbal, junto a las hermandades de San Nicolás, constituyen el último reducto de ladinos dentro de las asociaciones religiosas de la ciudad ligadas a imágenes, santos y procesiones, ya que las demás han sido administradas e integradas exclusivamente por mayas”, afima Camey.
Aún, cuando no ha sido aceptado por alguna de las partes, es de dominio público la disputa de origen étnico entre las hermandades de la catedral y San Nicolás. La Hermandad del Señor Sepultado y Virgen de Dolores de la Parroquia de San Nicolás fue fundada el 30 de abril de 1922 con el nombre de “Asociación de Ladinos del Señor Sepultado del Templo de San Nicolás”. La propietaria de la imagen estableció como condición para su entrega, que los encargados de la misma y de sus procesiones, fueran exclusivamente “ladinos”, aparentemente a causa de eventos relacionados al consumo excesivo de bebidas alcohólicas, lo cual acontecía cuando la cofradía estaba a cargo de indígenas y ladinos. Esta entidad, aún en la actualidad, continúa considerando la condición étnica como requisito de ingreso, añade Camey.
Presente
De acuerdo con Cajas en Xela, hace algunos años, solo se concretaban las actividades de Cuaresma de lunes a domingo, con las procesiones. Pero en la actualidad han ido creciendo, hay velaciones de Cristo de Ascenso como el de La Merced.
“El capítulo de Cuaresma se ha ido enriqueciendo a pesar de que hay una fuerte oposición por parte del grupo protestante”, manifiesta el historiador.
Sobre el futuro de las instituciones Cajas advierte que se ha visto que la juventud se está acercando para cuando sean adultos, continúen y les enseñen a sus hijos; esto un fenómeno que se ha venido dando desde algunos años. “Los adultos les han ido dando cancha para que los jóvenes tengan la fe y no tomen otro camino que sea malo”, concluyó el historiador.
Camey puntualizó que el fervor característico del cristiano católico, manifiesto en la celebración de la Semana Santa, es un elemento transgeneracional que ha permitido que sobreviva la organización de cofradías, hoy en su mayoría hermandades, que implican también un elemento común identitario que conforma la estructura socio-cultural quetzalteca, pero que también constituye un reducto familiar de clases económicas y sociales que perviven de hecho o por nostalgia, dentro de estas estructuras religiosas.
Las fotos son del Señor Sepultado de la Parroquia de San Bartolomé en su 75 aniversario, colocadas a manera de ilustración.