
Es un empresario quetzalteco nacido en uno de los barrios más antiguos de la ciudad altense: Las Siete Esquinas. Carlos Guzmán, conocido entre la sociedad como “El Chivo”, director general de Alimentos de Xelapan, es el Gerente del Año 2022 por la Asociación de Gerentes de Guatemala.
José Racancoj/La Prensa de Occidente-Fotos David Pinto
Innovación, liderazgo, esfuerzo y trayectoria, son algunas de las características que la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) reconoce en un gerente para otorgarle uno de los títulos más importantes en el país, mismas que cumple Carlos Guzmán, director general de Alimentos de Xelapan, quien fue reconocido como Gerente del Año 2022, junto a Juan Luis Bosch, de Corporación Multi Inversiones (CMI) quien fue reconocido por su Trayectoria Empresarial. Ambas empresas tienen raíces en común, el origen de las dos compañías es el occidente de Guatemala: Xelapan en Quetzaltenango y CMI en Totonicapán.
El empresario quetzalteco, nacido en 1956, en uno de los barrios más famosos e históricos de Xela: Las Siete Esquinas, ha logrado que Xelapan sea ampliamente reconocida y una corporación generadora de empleo, que impulsa el desarrollo en el Occidente.
“Por su espíritu emprendedor y la confianza de sus clientes, muy pronto Xelapan se convirtió en la empresa de pan más innovadora de la región suroccidental cambiando el sistema tradicional de las panaderías locales, al implementar el autoservicio desde el año de 1990 y al extender la producción de pan las 24 horas”, dijo el representante de la AGG la noche que se le entregó el galardon a Guzmán.
Tras recibir este galardón, Guzmán, padre de tres hijos, quienes son parte de la empresa que dirige, se mostró más comprometido con Quetzaltenango, y lo dice en esta entrevista.
¿Para usted qué significa haber recibido el galardón de Gerente del Año por parte de la AGG?
-Es un compromiso con Quetzaltenango, siempre me ha gustado, como a todos, hacer las cosas bien, tener un proyecto rentable, generar empleo, servir pan de calidad con responsabilidad, que es el eslogan de la empresa, ahora con un reconocimiento de esta naturaleza aún más.
¿Cómo se le ocurrió la idea de fundar Xelapan?
-Allá por 1980 teníamos una pastelería, yo era socio de una pastelería y llegó un amigo y nos contó que estaban dando préstamos en Cofina, la Corporación Financiera Nacional, entonces fuimos a solicitar el financiamiento, obtuvimos Q10 mil, que fue el capital necesario para comprar una amasadora de fabricación alemana, marca Diosna. Era una nueva generación de equipo, porque antes las panaderías tenían una amasadora de horquilla, luego de mezclar los ingredientes los pasaban a una máquina refinadora que se llama cilindro, ahora ya no hay cilindros, y en el cilindro la masa se refinaba. Esta nueva generación de máquinas eran mezcladoras que tenían velocidades y cuando trabajaban en alta velocidad mezclaban y refinaban los ingredientes y son las mismas amasadoras que actualmente utilizamos, las amasadoras de espiral.
¿En qué fecha exacta nació Xelapan?
-Comenzamos el 17 de junio de 1981.
¿Cómo era el clima de negocios en Quetzaltenango?
-Era la época del conflicto armado, había poco movimiento comercial, no había flujo de gente desde los municipios, era una ciudad tranquila. Ahora es una ciudad muy dinámica, con mucho movimiento, con mucho tráfico, con gente que va y viene desde los municipios aledaños, era otro escenario.
En cuanto a la competencia, ¿no tuvo temor de otras panaderías de la época, por ejemplo, Panadería El Quetzal, que tenía más tiendas?
-Un problema de la Corporación Financiera Nacional es que dio muchos préstamos a muchos empresarios y, pues poner panadería era lo que muchos hacían, cuando nosotros incursionamos en el mercado, muchas panaderías que también se vieron beneficiadas por este programa. Era una competencia fuerte.
Con las panaderías tradicionales muy reconocidas teníamos una competencia lógicamente, pero ellos contaban con ventaja porque estaban establecidos desde hacía muchos años. Nosotros innovamos, desde el principio hicimos cambios, se hizo un cambio con la amasadora y se hizo un cambio con los procesos, nosotros comenzamos haciendo pan en la noche y en el día.
Cuando mi mamá me mandaba a comprar pan tenía que ir a la panadería El Niño en la mañana y a la panadería El Buen Pastor en la tarde, porque las panaderías o trabajaban en la mañana o en la tarde. Nosotros comenzamos trabajando mañana y tarde, comenzamos abriendo todos los domingos. Estas dos panaderías que quedaban cerca de mi casa, en Las Siete Esquinas, una trabajaba el primer domingo del mes, la otra el segundo, la otra el tercero, la otra el cuarto, y nosotros comenzamos trabajando todos los domingos. Entonces desde el principio implementamos cambios considerables en el que hacer del pan en Quetzaltenango.
¿Cuáles han sido los momentos más difíciles en estos años?
-Cuando no le podíamos pagar a Cofina, teníamos problemas, no podíamos pagar la renta, hablábamos con los dueños de los locales para que nos esperaran un mes o dos meses. Cuando teníamos que correr para ir a depositar al banco para cubrir el cheque de la harina.
¿Actualmente cuántos trabajadores tiene Xelapan?
-A nivel corporativo somos alrededor de 800.
¿Y tiendas?
-21.
¿Para usted qué es la Fundespe?
-Es la Fundación para el Desarrollo de la Pequeña Empresa. Yo fui incorporado a Fundespe en 1986, cuando vinieron unos americanos de la Fundación Panamerican a buscar instituciones que pudieran ser canalizadoras de fondos para el desarrollo de pequeñas empresas y nos motivaron a hacer la fundación, la constituímos y ahí está Fundespe dando crédito a pequeños empresarios.
¿Cuál considera que ha sido la clave para que Xelapan sea parte de la identidad de los quetzaltecos?
-Somos responsables, servimos pan de calidad con responsabilidad, nos esforzamos por mantener un estándar en las características de nuestro producto, de los pasteles, de los productos de cafetería, del pan, nos esforzamos por mantener los precios en un nivel bajo, accesible, por sacrificar beneficios, nos esforzamos por innovar, cambiar constantemente, llevando al mercado nuevos productos, nuevos procesos y eso nos permite estar en donde nos encontramos.
¿Qué mensaje le da a los nuevos emprendedores?
-Lo dije cuando me entregaron el reconocimiento. Yo a mis 66 años me arriesgo, corro riesgos. Me gusta hacer por lo menos una maratón cada año, son 42 kilómetros, este año lo hice y me tarde 5 horas con 22 minutos en llegar a la meta, en cada evento de esta naturaleza, aunque haya hecho 20 maratones en mi vida, siempre hay mucho riesgo, ya una vez no llegué a la meta, no aguanté, y siempre hay riesgo, pero el año entrante ya estoy preparado para correr una maratón, buscarla e iniciar mi entrenamiento. Entonces a los jóvenes yo les digo que se arriesguen, que no le tengan miedo al fracaso, que si uno fracasa aprende, que vean el fracaso como un proceso existencial, en donde también se obtienen beneficios.
Más sobre Carlos Guzmán
Tiene 66 años
Estudió en la Escuela Jesús Rodas, ubicada en la calle Morazán, zona 1 de Xela.
Continuó sus estudios en el colegio Encarnación Rosal, cuando era mixto, posteriormente se gradúo de bachiller en Ciencias y Letras en el Liceo Guatemala, y a nivel de estudios superiores en la Universidad Rafael Landívar.
Es hijo de la maestra Aida del Rosario Rodas Escobar, quien dio clases durante 40 años en la Escuela Secundina Arriola, y su padre es el licenciado Alfredo de Jesús Guzmán Pineda. Ambos quetzaltecos.
Xelapan no solamente una panadería, es también Xelapan Café. Pioneros en la introducción de las shecas rellenas, los desayunos muffin, pero con shecas, frijoles, queso o mermeladas. Se ha convertido en una tradición que los visitantes a Quetzaltenango se lleven pan y shecas como una muestra de la riqueza local.